Afecta principalmente a personas de entre 10 y 30 años.
Este tumor puede ser benigno si las células que lo forman no se extienden o invaden otros órganos, de lo contrario es considerado como un tumor maligno. Este tipo de cáncer puede ser primario, es decir cuando se origina en los huesos, o secundario (metastásico), en caso de que sea proveniente de otro cáncer como del pulmón, mama, próstata, entre otros.
En relación al cáncer de huesos secundario o metastásico:
Los síntomas se manifiestan de acuerdo al tamaño y ubicación del tumor. Es importante consultar al médico ante estas señales de alerta:
El diagnóstico del cáncer de huesos se realiza mediante una exploración ósea, que consiste en una sustancia radioactiva inyectada en el torrente sanguíneo y es absorbida por el tejido óseo. También se pueden emplear estudios de rayos X, tomografía computarizada y resonancia magnética. Sin embargo, en la mayoría de los casos es necesario realizar una biopsia para confirmar el diagnóstico.
Tratamiento
En cuanto se identifica el cáncer, se puede recurrir a una intervención quirúrgica, así como a radioterapia o quimioterapia.
Como en todos los procesos oncológicos, el pronóstico y el tratamiento dependen del tamaño, localización, tipo y estadio (fase) del cáncer, el tiempo transcurrido desde el inicio de síntomas y del estado de salud en general del paciente. El cáncer de huesos requiere una atención médica cuidadosa y un enfoque multidisciplinario para abordar eficazmente sus desafíos.
El cáncer de huesos no se puede prevenir directamente, por lo que es indispensable acudir con su médico periódicamente y realizarse los exámenes que ayudan a detectar el cáncer en etapas tempranas. Asimismo, se recomienda mantener un estilo de vida saludable que incluye llevar una dieta balanceada, realizar ejercicio, evitar el consumo de tabaco y alcohol.