Consiste en administrar diversos fármacos para destruir las células cancerosas.
El objetivo de la quimioterapia es utilizar la combinación de fármacos para que actúen sobre diferentes partes del proceso metabólico de las células, incrementando así la posibilidad de que mueran la mayor parte de las células cancerosas.
Los fármacos se pueden administrar por vía intravenosa, vía oral, en el músculo (intramuscular) y bajo la piel (subcutáneo). La frecuencia de la administración puede variar dependiendo del tipo de cáncer, ya que hay tratamientos que pueden durar varias semanas o años.
Los fármacos anticancerosos están agrupados en varias categorías: agentes alquilantes, antimetabolitos, alcaloides, antibióticos antitumorales, enzimas, hormonas y modificadores de la respuesta biológica. Es importante considerar que no se pueden tomar ciertos medicamentos durante la quimioterapia, ya que pueden interferir en los efectos del tratamiento.
En un principio el tratamiento con quimioterapia se efectúa en el hospital para que el médico observe la reacción a los medicamentos y ajuste las dosis necesarias. Asimismo, el médico puede sugerir la aplicación de la quimioterapia en casa, siempre y cuando sea con la ayuda de una enfermera o algún miembro de la familia.
Durante el tratamiento, las personas pueden presentar padecimientos psicológicos como depresión, miedo y ansiedad, por lo que en ocasiones es necesaria una terapia psicológica paralela al tratamiento.
Además se recomienda la realización de algunos exámenes de sangre, exploraciones y radiografías físicas frecuentes para saber cómo está funcionando el tratamiento con quimioterapia.
El tratamiento puede afectar ciertas células sanas y causar algunos efectos secundarios, que pueden variar de una persona a otra:
Durante la quimioterapia, es de suma importancia llevar una buena alimentación. Esto puede ayudar al paciente a luchar contra las infecciones y a hacerle frente a los efectos secundarios. También permite reconstruir los tejidos sanos rápidamente.
De ser necesario, el médico indicará si se requiere llevar una dieta especial; de no ser así, basta con una alimentación equilibrada que incluya: frutas, verduras, carnes, pescado, huevo, leche, lácteos, cereales y granos. Se deben evitar los refrescos, bebidas alcohólicas, alimentos poco nutritivos y exceso de agua.
El tratamiento de quimioterapia puede traer cambios importantes en la personalidad del paciente, quien en algunas ocasiones puede sentirse triste, ansioso, enojado y presionado. La mayoría de estas emociones son totalmente normales y comprensibles, pero también es importante que solicite ayuda de:
Para controlar la tensión que provoca un tratamiento de quimioterapia, las personas pueden realizar actividades alternativas, como practicar ejercicios de respiración o hacer actividades recreativas (ver televisión, escuchar la radio, leer, etc.) para relajarse y mantener la mente ocupada.