El sarampión es una enfermedad viral muy contagiosa que se distingue por una erupción característica acompañada de diversos síntomas.
La forma de contagio más común del sarampión es al inhalar pequeñas gotas expulsadas por la boca y por contacto con objetos recién contaminados por secreciones nasales o de la garganta.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas del sarampión comienzan a aparecer aproximadamente entre los 7 y los 14 días después de contraer la enfermedad. Al principio pueden confundirse con los de un resfriado común, ya que el paciente presentará:
- Fiebre
- Debilidad
- Congestión nasal
- Irritación en la garganta
- Tos seca
- Ojos irritados
Entre 2 y 4 días después, comienzan a aparecer en la mucosa de la boca pequeñas manchas blancas que desaparecen rápidamente, por lo que en ocasiones no llegan a distinguirse.
La erupción comienza aproximadamente el quinto día de la enfermedad; primero en la cara, el cuello, detrás de las orejas y en el cuero cabelludo. Las manchas son irregulares, planas y rojas. En un par de días se pueden extender de la cabeza al pecho y finalmente a los brazos y piernas, casi al mismo tiempo que comienza a desaparecer de la cara. En total pueden durar de 7 a 14 días.
Tratamiento
Cuando el sarampión evoluciona sin complicaciones, el único tratamiento consiste en aliviar los síntomas y guardar reposo. Además se recomienda hidratarse, humidificar el ambiente y tomar medidas contra la fiebre.
Complicaciones
Los grupos que están en mayor riesgo de desarrollar complicaciones:
- Niños menores de 5 años.
- Adultos mayores de 20 años.
- Embarazadas.
- Pacientes con el sistema inmune débil, como los que padecen VIH o leucemia.
Las infecciones de los oídos y la diarrea son complicaciones comunes que ocurren aproximadamente 1 de cada 10 pacientes con sarampión.
Sin embargo, algunas veces puede complicarse con infecciones bacterianas como neumonía (especialmente en los bebés) que requerirán un tratamiento con antibióticos.
Otra complicación muy grave, aunque poco frecuente, es la encefalitis (infección cerebral). Comienza entre 2 y 3 semanas después de que desapareció la erupción y por lo general provoca fiebre muy alta, convulsiones y coma.
Prevención
El sarampión solamente se puede prevenir con la aplicación de la vacuna triple viral, que además protege de la rubéola y la parotiditis. La primera dosis se debe aplicar al cumplir el primer año de edad. A los niños de seis y siete años se les suministra una dosis como refuerzo.
Pese a que existe una vacuna segura y eficaz, la Organización Mundial de la Salud (OMS) explica que a escala mundial el sarampión es una de las principales causas de muerte en niños.
Otras medidas:
- Todas las personas susceptibles al contagio deben vacunarse de inmediato.
- Evitar el contacto con gente que presente alguna erupción.
- Taparse la boca al toser o estornudar.
- Lavarse frecuentemente las manos.
- No acudir a lugares concurridos en caso de presentar alguna erupción.
- Acudir al médico en caso de presentar algún síntoma.
El sarampión es una enfermedad infecciosa prevenible que puede tener consecuencias graves, especialmente en poblaciones no vacunadas. La vacunación generalizada es esencial para prevenir brotes y proteger la salud pública.