Las vacunas son seguras y eficaces, constituyen una de las estrategias más efectivas para evitar que tus hijos se enfermen.
Parece increíble que en estos tiempos hay personas que niegan el extraordinario aporte científico que significan las vacunas, gracias a las cuales se han erradicado enfermedades que durante siglos afectaron a la humanidad.
Para que una vacuna salga al mercado y sea utilizada, transcurren aproximadamente entre 10 y 15 años de estudios en los que se vigila su seguridad y efectividad, contribuyendo a proteger la salud de los niños. Las vacunas proveen inmunidad (defensas) a los niños antes de exponerse al virus o bacteria, disminuyendo así la posibilidad de padecer enfermedades graves o que pongan en riesgo la vida.
Esto es muy importante, sobre todo en el primer año, ya que el sistema inmune y las defensas de los niños aún se están desarrollando. Las vacunas contienen una pequeña fracción de antígenos (partes del microorganismo) a las que va a ser expuesto tu hijo y que van a ser reconocidos por el sistema inmune y generar defensas contra ese microorganismo. Al tener solo esta fracción de antígenos y no el microorganismo completo, las vacunas no causan la enfermedad contra la que están elaboradas y son muy seguras.
Cada vacuna ha sido estudiada para ponerse a cierta edad con el fin de tener los máximos beneficios, evitar las enfermedades más frecuentes a esa edad y no tener mayores efectos adversos; es por eso que se debe cumplir con el calendario de vacunación.
Además, los avances científicos han logrado tener vacunas combinadas con las que con un solo piquete, puedes proteger a tus hijos de hasta 6 diferentes enfermedades.
Calendario de vacunación
- Al nacer: BCG (protege contra tuberculosis) y hepatitis B (evitar daño en el hígado).
- 2 meses: Rotavirus (diarrea), neumococo (enfermedades respiratorias y meningitis), hexavalente (contra seis enfermedades: difteria, tosferina, tétanos, haemophilus influenzae, poliomielitis y hepatitis B).
- 4 meses: Rotavirus, neumococo y hexavalente.
- 6 meses: Rotavirus (dependiendo la marca), hexavalente, neumococo (adicional). A los 7 meses se puede poner la vacuna contra el virus de la Influenza (de octubre a abril) y posteriormente anualmente antes de la temporada invernal.
- 9 meses: Meningococo (adicional dependiendo del riesgo de cada paciente).
- 1 año: Triple viral (contra 3 enfermedades: sarampión, rubéola y parotiditis), neumococo y varicela (al año y refuerzo entre los 4 y 6 años).
- 1 año y 6 meses: Última de hexavalente.
- La vacuna contra la hepatitis A es adicional entre el año y medio y los tres años.
- 4 Años: Refuerzo de difteria, tosferina y tétanos.
- 6 años: Triple viral.
- Entre los 9 y 15 años: Vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH).
- Adolescencia: Refuerzos de algunas vacunas según factores de riesgo, por ejemplo la vacuna contra el COVID.
Recomendaciones para el día de la vacuna
Conforme tus hijos vayan creciendo, se darán cuenta de que en las visitas al pediatra van a ser vacunados, por lo tanto:
- Nunca utilices las vacunas o las visitas al pediatra para amenazar a tus hijos o lograr que te hagan caso. Las frases “te voy a acusar con el doctor” o “si te portas mal te van a vacunar” hacen que los niños tengan mucho estrés durante la aplicación de vacunas.
- El día de la vacuna platica con tus hijos sobre su importancia y beneficios. Diles la verdad: sí duele el piquete, pero va a ser muy rápido y con cuidado.
- Al momento de la inyección se puede disminuir la sensación de dolor. Si tu pequeño todavía es alimentado al seno materno puede comer durante la aplicación, ya que la succión disminuye el dolor y relaja; lo mismo aplica si usa chupón. Intenta distraer su atención y crear sensaciones diferentes cercanas al sitio de la inyección como vibraciones, masajes o incluso juegos para que detecte menos el piquete.
Todas las vacunas pueden tener efectos adversosque en su gran mayoría son leves y se presentan el mismo día o dos días después de la aplicación. Las molestias más frecuentes que tus hijos pueden tener son: fiebre, dolor o enrojecimiento en la zona, malestar general e irritabilidad.
No cabe duda que las vacunas son una de las principales herramientas con las que podemos proteger a los niños y fortalecer su sistema inmune para evitar enfermedades que pueden poner en riesgo la vida o causar graves problemas en la salud.