Un trasplante consiste en trasladar un órgano, tejido o un grupo de células de una persona (donante) a otra (receptor).
La principal razón para realizar este procedimiento es para tratar de reemplazar algún órgano o tejido enfermo o lesionado a causa de padecimientos como insuficiencia cardiaca, cirrosis, cáncer de hígado, hepatitis, insuficiencia renal, diabetes, entre otros. Esto permite que muchas personas vivan o mejoren su calidad de vida.
Los órganos que se trasplantan con mayor frecuencia son:
- Riñón
- Hígado
- Corazón
- Pulmón
- Páncreas
- Intestino delgado
En cuanto a los tejidos, se pueden realizar trasplantes de córnea, piel, hueso, válvulas cardiacas, segmentos vasculares y médula ósea.
El trasplante de un órgano o tejido no es tan sencillo, ya que existen limitantes como la cantidad de donantes que haya y la compatibilidad entre el donante y receptor, por lo que el médico deberá realizarle al paciente una serie de pruebas para ver si es candidato. Posiblemente sea un poco complicado ser candidato para personas que tengan alguna infección, enfermedad cardiaca no controlada, problemas con las drogas o alcohol, entre otros.
¿Cómo prepararse para un trasplante?
El paciente deberá realizarse un análisis de sangre y pruebas de tejido para encontrar un donante adecuado.
Cuidar su salud también es importante; por ende, si el paciente está tomando medicamentos, deberá seguir tomándolos. Realizar ejercicio y comer saludablemente también es importante. Si lo necesita, puede consultar a un médico para que le brinde una dieta o rutina de ejercicios.
El tiempo de espera para un trasplante pueden ser días, meses, o incluso años, por lo que hablar con un médico especializado en la salud mental puede ayudar.
¿Qué esperar después de un trasplante de órganos o tejidos?
El paciente trasplantado debe tener cuidados especiales y hacer unos cambios en su estilo de vida como:
- Tomar los medicamentos que le recete su médico para evitar que el sistema inmune rechace el órgano nuevo.
- Realizarse evaluaciones y análisis de sangre periódicamente para ver que todo vaya correctamente.
- Seguir una dieta baja en azúcares y sales. Así como el consumo de frutas y verduras, y beber suficiente agua es fundamental.
- Retomar la rutina de ejercicios después de la recuperación de la cirugía.
- Acudir con un especialista o red de apoyo para sentirse acompañado durante el proceso. La depresión es común después de un trasplante de órganos.
- Dormir lo suficiente (mínimo 7 horas al día).
La donación de órganos y tejidos debe ser de forma altruista, voluntaria y solidaria; ya sea en vida o cuando la persona fallece. En vida se puede donar un riñón, un segmento de hígado, pulmón, intestino, páncreas, o células hematopoyéticas, que pueden transformarse en glóbulos blancos, glóbulos rojos y plaquetas. Cuando el deceso fue por muerte encefálica o paro cardíaco, se analizará la situación y condiciones de los órganos o tejidos para asegurarse que sea adecuado para el trasplante. Si no hay ningún problema, se puede donar el corazón, pulmones, hígado, riñones, intestino o páncreas.
Actualmente, más de 22 mil personas están en lista de espera para un trasplante de un órgano o tejido.