El hígado es uno de los órganos más grandes del cuerpo. Se localiza en el lado derecho del abdomen, por arriba de la cintura. Su función principal consiste en absorber los nutrientes de la sangre y extraer las partículas de desecho para almacenar las sustancias útiles, como vitaminas y azúcares, que libera a medida que el organismo las necesita.
Las células del hígado deben renovarse continuamente de manera ordenada. Sin embargo, en ocasiones ese orden se altera y las células se multiplican de forma acelerada dando origen a un tumor. Cuando se identifica como maligno se denomina cáncer hepático, hematoma maligno o carcinoma hepatocelular.
El cáncer que tiene su origen en otro órgano y se propaga hasta el hígado se conoce como cáncer metastático de hígado. Frecuentemente se origina en órganos cercanos como pulmón, seno, colon, páncreas y estómago.
Causas
Como ocurre en la mayoría de los tumores malignos, las causas del cáncer de hígado primario se desconocen. Pero existen ciertos elementos que aumentan las probabilidades de padecer la enfermedad, tales como:
- Infecciones por hepatitis B
- Infecciones por hepatitis C
- Genero (afecta una vez y media más a hombres que a mujeres)
- Cirrosis hepática
- Alcoholismo
- Algunos linfomas, leucemias y otras formas de cáncer de las células sanguíneas también pueden afectar el hígado y producir cáncer metastático.
Síntomas
En la etapa inicial de la enfermedad los síntomas pueden pasar inadvertidos. Por eso es importante consultar al médico ante cualquier malestar o trastorno de la salud sospechoso, como:
- Dolor abdominal
- Pérdida de peso inexplicable
- Hinchazón abdominal
- Fatiga
- Un bulto palpable en la parte superior derecha del abdomen
- Agravamiento de la salud de una persona que padeció cirrosis.
- Fiebre
- Debilidad
- Color amarillento de la piel (ictericia) y/o del blanco de los ojos
- Orina de color oscuro
- En ocasiones el dolor abdominal es agudo y se acompaña de shock, a causa de la hemorragia del tumor. En caso de que el cáncer sea secundario o metastático, puede sufrir de:
- Pérdida de peso inexplicable
- Pérdida de apetito
- Aumento de tamaño y endurecimiento del hígado
- Dolor
Con menor frecuencia puede haber:
- Inflamación del bazo (sobre todo si el cáncer proviene del páncreas)
- Ascitis (acumulación de líquido en la cavidad abdominal)
- Desafortunadamente, en caso de que el daño del hígado sea muy severo, puede presentarse un trastorno en la actividad cerebral, también conocido como encefalopatía hepática.
Diagnóstico
Con un análisis de sangre se pueden detectar bajas concentraciones de glucosa o, por el contrario, muy altas de calcio, lípidos o glóbulos rojos, niveles que son signos de alerta. También se pueden realizar algunos procedimientos que ayudan a confirmar el diagnóstico, tales como:
- Arteriografía hepática
- Rayos X
- Tomografía Computarizada
- Resonancia Magnética
- Laparoscopia
- Biopsia (suele confirmar el diagnóstico en un 75 % de los casos)
Tratamiento
Es indispensable conocer la extensión del tumor para aplicar el mejor tratamiento disponible. La extirpación quirúrgica, puede ser una opción, al igual que la criocirugía, la cual destruye el tumor mediante la congelación con una sonda metálica.
Otra de la posibles opciones, es eliminar la células cancerosas mediante la radioterapia y/o quimioterapia. Generalmente este tipo de procedimientos se combinan para obtener un mejor resultado.
A pesar de no conocer el factor detonante, se pueden tomar algunas medidas preventivas como:
- Utilizar agujas desechables para inyectarse medicamentos.
- Jamás compartir agujas.
- Usar preservativo.
- Vacunarse contra la hepatitis B.
- Moderar el consumo de alcohol.