Cuando la sensación de acidez o quemadura en el pecho o la garganta se vuelve más recurrente y molesta, es necesario recurrir a un gastroenterólogo para un diagnóstico puntual y certero.
“El reflujo gastroesofágico es una de las enfermedades más frecuentes del esófago, con una prevalencia de hasta un 40 % en los adultos mexicanos. Aunque genera uno de los más altos índices de automedicación, en muchos casos puede pasar desapercibido hasta por los médicos; sin embargo, sus consecuencias extremas pueden llegar al cáncer”, comenta el Dr. Edgardo Suárez Morán, gastroenterólogo del Hospital Angeles Mocel.
Existen dos tipos de manifestaciones: típicas y las atípicas. Entre las manifestaciones típicas se presentan la pirosis o agruras, que es una sensación de ardor o quemazón en el pecho, halitosis (mal aliento), eructos o regurgitación, que consiste en regresar el alimento semidigerido.
Las manifestaciones atípicas presentan el riesgo de pasar desapercibidos. Las personas que presentan padecimientos otorrinolaringológicos crónicos como laringitis, sinusitis, dolor torácico de origen no coronario, que degluten con un dolor parecido a la angina de pecho o al infarto, pueden padecer RGE.
¿A qué edad se presenta más?
Es frecuente en personas de 70 años o más porque la válvula esofágica (músculo que mantiene el flujo del alimento en una sola dirección del esófago al estómago), ya no tiene tono muscular.
Causas más comunes del reflujo gastroesofágico
La principal es la agresión a la válvula, debido a la alimentación o a los cambios mecánicos que afectan al músculo que se encuentra al final del esófago.
Otras causas son hipertrófica de píloro, úlceras o algún proceso inflamatorio que provoca que el ácido del estómago se estanque y regrese por el esófago.
Asimismo puede presentarse durante el embarazo, ya que alrededor de la semana 20 el crecimiento del útero empuja hacia arriba el estómago, lo que facilita el reflujo.
También efectuar ejercicios mal enfocados, como las abdominales en las que se involucran los músculos de la parte alta del abdomen. Un caso particular es la hernia hiatal, un defecto anatómico que promueve el reflujo.
Diagnóstico
El estudio ideal para diagnosticar el reflujo gastroesofágico es la Ph-metría esofágica. “Consiste en el monitoreo de la cantidad de ácido o bilis en el esófago en 24 horas. Se miden cuántos eventos de reflujo, mayores de cinco minutos, presenta el paciente: si hay más de tres se considera reflujo patológico”, menciona el especialista.
Tratamiento
El tratamiento consiste en seguir una dieta sin jitomate, grasas, leguminosas, entre otros alimentos, así como una postura que eleve la cabeza y parte del tórax. Los individuos con síntomas atípicos se recomienda que se mediquen entre 6 a 8 semanas, o incluso más si es necesario.
“Cada persona responde de manera diferente al tratamiento, pero después de cierto tiempo los fármacos pueden tener efectos secundarios. En un lapso de 2 o 3 años pueden provocar piedras en el riñón (litiasis renal), aumentar el crecimiento de la glándula mamaria en los hombres o estimular la producción de leche en mujeres” , advierte el gastroenterólogo.
Prevención
- Evitar el tabaco.
- Comer bien, evitando irritantes.
- No acostarse después de una cena abundante o evitar grandes ingestas.
“No se recomienda tomar remedios como bicarbonato, leche, yogurt, pastillas antiácidas o sal de uvas, que son remedios muy arcaicos. Hay que consultar al médico y conocer los excelentes medicamentos con los que se cuentan actualmente, especialmente diseñados para disminuir la acidez”, concluye.