A pesar de que son seguros, siempre se deben administrar con precaución.
La acidez estomacal es algo muy común. Esa sensación de que algo quema por dentro nos puede producir: dolor, reflujo gástrico, úlcera péptica, gastritis, esofagitis, hernia hiatal, indigestión, ardor y malestar estomacal debido a una producción excesiva de ácido.
La acidez suele presentarse después de comer, al acostarse o agacharse, lo que en la mayoría de los casos no suele ser motivo de preocupación. No obstante, cuando es recurrente e interfiere con la vida diaria, es importante acudir al médico.
En estos casos es común que las personas recurren a los antiácidos de venta libre , ya que suponen son inofensivos. Aunque por lo general son seguros, no están exentos de riesgos, por lo que es importante un consumo prudente y bajo indicación médica.
La mayoría de los antiácidos contienen uno o más de los cuatro componentes principales que son: sales de aluminio, sales de magnesio, carbonato de calcio y bicarbonato de sodio. Estos componentes actúan en un lapso de un minuto o menos, aunque la duración del efecto puede variar.
A pesar de que los antiácidos son seguros, siempre se deben administrar con precaución y no se deben tomar junto con otros medicamentos. Es importante que antes de tomar un antiácido consulten a su médico las personas:
El uso de antiácidos no es recomendable en pacientes con:
A pesar de que los antiácidos pueden hacer que algunos malestares digestivos desaparezcan, no es recomendable consumirlos regularmente sin supervisión médica, debido a que a la larga pueden desencadenar complicaciones más graves. Asimismo, es importante acudir con el gastroenterólogo si el malestar se prolonga por más de 2 semanas.