Se trata de la presencia de uno o varios tumores benignos formados por fibras musculares del útero. Aunque en algunos casos los miomas uterinos no causan ningún problema, en otros pueden provocar abundantes pérdidas de sangre, menstruaciones dolorosas, dolor pélvico durante las relaciones sexuales, infertilidad y abortos.
Actualmente se desconoce la causa del desarrollo de los miomas uterinos, pero los niveles altos de las hormonas femeninas (estrógenos y progesterona) pueden generar su crecimiento.
Por lo general se desarrollan durante la edad reproductiva y se reduce su afección tras la menopausia. En el embarazo, debido a que existe mayor generación de estas hormonas, tienden a crecer de forma veloz.
Síntomas
Aunque a menudo pasan desapercibidos, una serie de factores delatan su posible desarrollo y la necesidad de acudir al especialista:
- Aumento del tamaño del abdomen.
- Presión abdominal o estomacal.
- Dolor pélvico.
- Estreñimiento crónico con dificultad o dolor al orinar.
- Menstruación prolongada o fuerte hemorragia menstrual que puede provocar anemia.
- Calambres durante la menstruación.
- Infertilidad.
- Dolor en las relaciones sexuales.
- Hemorroides o dolor lumbar (en los costados o hacia las piernas).
Tipos de miomas
Por lo general se localizan en el espesor de la pared uterina (intramurales); sin embargo, pueden crecer hacia el exterior del órgano (subserosos) o hacia el interior de la cavidad uterina (submucosos).
Asimismo, existen otras zonas donde se pueden desarrollar y son poco comunes: cervicales (en el cuello de la matriz), intraligamentarios (dentro de los ligamentos que sostienen al útero) o incluso miomas parásitos, que son aquellos que al ir creciendo van tomando el aporte sanguíneo de estructuras vecinas, incluso pueden llegar a quedar completamente separados del útero.
Diagnóstico
Los miomas uterinos se detectan, en primer lugar, por las molestias que ocasionan, principalmente las relacionadas con sangrado menstrual excesivo y dolor pélvico.
La exploración bimanual (vaginal y abdominal) que realiza el médico, es el segundo paso para un diagnóstico adecuado. Asimismo, es importante la realización de un ultrasonido pélvico que permita determinar las dimensiones del útero, así como el número, localización, tamaño y relación de los miomas con estructuras cercanas.
Si después de los puntos anteriores existe alguna duda diagnóstica, se pueden efectuar otros estudios como:
- Histerosalpingografía
- Tomografía axial computarizada
- Diagnóstico diferencial con algún otro tipo de tumor benigno o maligno de la cavidad abdominal
Tratamiento
Miomectomía:Consiste en la resección de los miomas a través de una incisión en la pared abdominal (si son tumores de gran tamaño) o mediante laparoscopia.
Histerectomía: Es la extirpación total del útero, también se puede realizar a través de una incisión abdominal o por cirugía laparoscópica.
Tratamiento hormonal: Se pueden utilizar hormonas inhibidoras de la producción de estrógenos en forma paliativa (es decir, mientras se decide el camino a seguir) o si existe alguna contraindicación para realizar los procedimientos anteriores, si se desea disminuir el tamaño de los tumores previo a la cirugía o si coexiste endometriosis severa.
Sin embargo, el tratamiento dependerá de la edad, estado de salud, síntomas, tipo de miomas o si la paciente está embarazada o desea tener hijos.