Mujer joven sentada en un sillón de color gris con una lesión del tendón de Aquiles

Lesión del tendón de Aquiles: ¿Cómo identificarla?

Puede afectar a personas de todas las edades y niveles de condición física.

El tendón de Aquiles es uno de los más importantes del cuerpo humano, vital para la movilidad y la actividad física. Sin embargo, también es propenso a lesiones que pueden ser dolorosas y limitantes.

Las lesiones del tendón de Aquiles pueden afectar a personas de todas las edades y niveles de condición física, desde atletas de élite hasta aquellos que llevan un estilo de vida más sedentario. 

Localizado en la parte posterior del tobillo, el tendón de Aquiles conecta los músculos de la pantorrilla (el gastrocnemio y el sóleo) con el hueso del talón (calcáneo). Su función principal es permitir la flexión plantar del pie, es decir, apuntar los dedos hacia abajo y empujar el pie contra el suelo al caminar, correr o saltar.

Causas

Las lesiones del tendón de Aquiles pueden ser agudas, como un desgarro repentino durante la actividad deportiva, o crónicas, desarrollándose gradualmente debido a la tensión repetitiva. Algunas de las causas más comunes de estas lesiones incluyen:

  • Sobrecarga: Participar en actividades deportivas que implican movimientos repetitivos del pie y el tobillo, como correr, saltar o jugar al baloncesto, puede ejercer una presión excesiva sobre el tendón de Aquiles.
  • Falta de flexibilidad: La falta de flexibilidad en los músculos de la pantorrilla puede aumentar la tensión en el tendón de Aquiles, lo que lo predispone a lesiones.
  • Calzado inadecuado: El uso de calzado que no proporciona un buen soporte para el arco del pie o que tiene un talón elevado puede contribuir al desarrollo de lesiones del tendón de Aquiles.
  • Factores anatómicos: Algunas personas pueden tener una estructura anatómica que las hace más propensas a desarrollar lesiones del tendón de Aquiles, como un arco alto o plano.
Síntomas

Los síntomas de una lesión del tendón de Aquiles pueden variar según la gravedad de la lesión, pero comúnmente son:

  • Dolor en la parte posterior del tobillo, que puede ser agudo o sordo.
  • Inflamación y sensibilidad a lo largo del tendón.
  • Rigidez matutina en el tobillo.
  • Dificultad para caminar o realizar actividades que involucren flexión plantar del pie.
Tratamiento

El tratamiento de las lesiones del tendón de Aquiles depende de la gravedad de la lesión, pero puede incluir:

  • Descanso y modificación de actividades: Evitar actividades que pongan tensión en el tendón de Aquiles, como correr o saltar, y optar por actividades de bajo impacto como nadar o andar en bicicleta.
  • Terapia física: Ejercicios específicos diseñados para fortalecer los músculos de la pantorrilla y mejorar la flexibilidad pueden ayudar en la recuperación.
  • Terapia de frío y calor: Aplicar hielo en el área afectada para reducir la inflamación y el dolor, seguido de calor para promover la circulación sanguínea y la curación.
  • Medicamentos: Los medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE), como el ibuprofeno, pueden ayudar a aliviar el dolor y la inflamación.
Fisioterapeuta con uniforme blanco realizando un masaje en el tendón de Aquiles de un paciente que se encuentra recostado
Prevención

Para prevenir las lesiones del tendón de Aquiles, se pueden seguir estas medidas:

  • Estiramiento y fortalecimiento: Realizar ejercicios de estiramiento y fortalecimiento de los músculos de la pantorrilla regularmente para mantener la flexibilidad y la fuerza.
  • Uso de calzado adecuado: Usar calzado deportivo que proporcione un buen soporte para el arco del pie y un talón elevado puede ayudar a prevenir lesiones.
  • Incremento gradual de la intensidad: Aumentar gradualmente la intensidad y la duración de las actividades físicas para dar tiempo al tendón de Aquiles a adaptarse.
  • Descanso y recuperación: Permitir suficiente tiempo de recuperación entre las sesiones de ejercicio para evitar la sobrecarga del tendón de Aquiles.

Las lesiones del tendón de Aquiles pueden ser dolorosas y limitantes, pero con el tratamiento adecuado y la atención a la prevención, es posible minimizar el riesgo de sufrirlas y facilitar la recuperación. Si experimentas dolor persistente en la parte posterior del tobillo, es importante buscar atención médica para recibir un diagnóstico y un plan de tratamiento adecuados.

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