Las vacunas son consideradas como una herramienta eficaz para la prevención de diversas enfermedades durante un periodo o, incluso, de por vida.
Las vacunas ayudan a reforzar el sistema inmunitario y proporcionan protección contra enfermedades como: cólera, difteria, hepatitis A y B, gripe, sarampión, meningitis, parotiditis, tosferina, neumonía, poliomielitis, rabia, rubéola, tétanos, tuberculosis, fiebre tifoidea, varicela, fiebre amarilla e infecciones por influenza.
Son compuestos farmacéuticos que contienen partes que simulan a los microorganismos causantes de una enfermedad, los cuales han sido alterados para que no provoquen infección. Por medio de la vacunación el organismo los conoce y produce anticuerpos, como una respuesta del sistema inmunológico, lo cual le ayuda a saber como atacar diversas enfermedades provocadas por virus, bacterias o parásitos.
Con la vacunación, el organismo queda protegido contra determinadas enfermedades durante un periodo o, incluso, de por vida. Por ello, es considerado el mejor método de prevención para cuidar nuestra salud.
Vacunas en los niños
Todos los niños al nacer deben ser inmunizados hasta completar el cuadro de vacunación indicado por el médico pediatra. El objetivo de aplicarlas desde el nacimiento es disminuir el riesgo de contraer alguna enfermedad o, en caso de presentarse, contribuir a que ataque con la menor intensidad posible, ya que algunas pueden causar discapacidad física o mental de por vida.
La aplicación de las vacunas en algunos casos puede causar reacciones secundarias en el pequeño que pueden ser: llanto constante, dolor, enrojecimiento en la parte donde se aplicó la vacuna y fiebre. En algunos casos la reacción puede ser más severa con fiebre alta y ardor, de ser así no dudes en consultar a tu médico.
Vacunas en adultos
Muchas personas creen que las vacunas solo se aplican a los niños, lo cual no es así. El ser humano tiene que ser vacunado durante toda su vida.
En los adultos, la aplicación de las vacunas también puede generar efectos secundarios durante las 24 y 48 horas siguientes, como: enrojecimiento, dolor, calor y un endurecimiento en la zona donde se aplicó la vacuna.
La vacuna contra la influenza se aplica regularmente a personas de edad avanzada porque corren alto riesgo de contraer infecciones víricas con complicaciones, como sarampión, rubéola, etc.
Esquema de vacunación
- Nacimiento: BCG, hepatitis B.
- 2 meses: Pentavalente acelular, rotavirus, hepatitis B, neumococo conjugada.
- 4 meses: Pentavalente acelular, rotavirus, neumococo conjugada.
- 6 meses: Pentavalente acelular, rotavirus, hepatitis B, influenza.
- 7 meses: Influenza (segunda dosis).
- 12 meses: SRP (sarampión, rubéola, parotiditis), neumococo conjugada.
- 18 meses: Pentavalente acelular.
- 2 años: Influenza (refuerzo anual).
- 3 años: Influenza (refuerzo anual).
- 4 años: DPT, influenza (refuerzo anual).
- 5 años: OPV (poliomielitis).
- 6 años: SRP (refuerzo).
- 11 años: VPH.
- Td (tétanos, difteria): A partir de los 15 años y cada 10 años.
- Tdpa (tétanos, difteria, tos ferina): Embarazadas de la semana 20 a 32 de gestación.
- Antiinfluenza: Población de 19 a 59 años considerada con factores de riesgo. Toda la población a partir de los 60 años.
- Antineumocócica polivalente: Población de 60 a 64 años con factores de riesgo. Toda la población de 65 años.