Espina bífida, ¿cómo la podemos prevenir?

La espina bífida es una grave malformación de la columna vertebral del bebé, producida durante el primer mes de gestación. Se trata de la segunda causa de discapacidad física en la infancia, sin embargo, se puede prevenir.

Los efectos que puede causar la espina bífida en la vida de una persona dependen de la ubicación y tamaño de la lesión, así como del grado del daño que presenten los nervios y la médula espinal.

Tipos

  • Oculta: Algunas personas la padecen y lo desconocen, ya que se presenta en forma asintomática. En este caso existe una pequeña hendidura en una o varias vértebras, pero la médula espinal y los nervios están intactos.
  • Meningocele: En este caso, las cubiertas de la médula espinal forman una protuberancia o quiste, de tamaño variable, que sobresale de la columna vertebral. Mediante una cirugía puede retirarse esta protuberancia, lo que permite un desarrollo normal.
  • Mielomeningocele: Es la forma más grave de espina bífida, debido a que el quiste contiene raíces nerviosas de la médula espinal y, en ocasiones, también parte de la médula, que generalmente presenta daños o falta de desarrollo. Los bebés con este tipo de espina bífida presentan parálisis en las piernas, problemas intestinales y de incontinencia.

¿Cuáles son las causas?

Se desconoce la causa específica de la espina bífida, aunque existen diversos factores, tanto genéticos como ambientales, que pueden estar involucrados. El riesgo de tener un bebé con espina bífida puede estar estrechamente ligado a una deficiencia de ácido fólico en la dieta de la madre al inicio del embarazo.

¿Cómo se detecta?

La espina bífida puede ser diagnosticada durante el embarazo (entre las semanas 16 y 18 de gestación) mediante un análisis de sangre llamado Alfafetoproteína, que permite detectar si existe alguna anomalía. Si esto sucede, el médico puede recomendar a la madre someterse a dos análisis adicionales para confirmar el diagnóstico:

  • Ultrasonido: Permite examinar en forma meticulosa la columna vertebral del bebé. 
  • Amniocentesis: Se extrae líquido amniótico del saco que contiene al bebé para ser analizado.

Tratamiento

El tratamiento dependerá en gran medida del tipo de espina bífida que presente el bebé. En casos de espina bífida oculta, no es necesario el tratamiento médico. 

Si se trata de meningocele (cuando no involucran la médula espinal) se requerirá de tratamiento quirúrgico. Los niños nacidos con meningocele generalmente se desarrollan normalmente, aunque bajo supervisión médica constante para descartar otras complicaciones como hidrocefalia o problemas de incontinencia.

Dentro del tratamiento, la función del fisioterapeuta es enseñar a los padres a ejercitar las extremidades inferiores del bebé e irlo preparando para caminar con muletas, si es posible. En algunos casos (dependiendo de los nervios que estén involucrados) tendrá que utilizar una silla de ruedas. El objetivo es que el niño adquiera cierto grado de independencia.

¿Puede prevenirse?

Los especialistas consideran que si se toma la dosis adecuada de ácido fólico al menos 3 meses antes del embarazo y durante el mismo, se reduce hasta en un 70 % la posibilidad de que el bebé desarrolle espina bífida.

Hospital Angeles Health System

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