La tibia y el peroné son los dos huesos que están situados en el extremo inferior de la pierna, entre la rodilla y el tobillo. La tibia es el hueso más largo y grueso de los dos, y soporta todo el peso de la articulación.
Una fractura puede ocurrir en uno o ambos huesos, debido a un impacto directo sobre la pierna tras una caída o por practicar un deporte. No es necesario que sea un golpe fuerte, basta con un pequeño choque o un movimiento incorrecto.
Las fracturas de tibia se clasifican, según su localización, como:
- Fractura de meseta tibial: Afectan la parte proximal o cerca de la rodilla.
- Fractura de la diáfisis de tibia: Se localiza en la parte media del hueso.
- Fractura distal de la tibia: También conocida como fractura de pilón tibial. Afecta a la superficie articular de carga del extremo distal de la tibia.
En el caso de una fractura de tibia y peroné, se clasifica en A, B y C, según el trazo de la fractura.
Síntomas
Los síntomas de una fractura en la tibia y el peroné pueden variar dependiendo de la gravedad de la lesión, pero algunos de los signos comunes pueden incluir:
- Dolor intenso: La persona puede experimentar un dolor agudo en la zona de la fractura. El dolor puede aumentar al intentar mover la pierna afectada.
- Inflamación y hematoma: Puede haber hinchazón alrededor del área fracturada y la presencia de un hematoma (moretón) debido al sangrado interno.
- Deformidad visible: En algunos casos, la pierna puede verse deformada o torcida si los huesos están desalineados.
- Incapacidad para soportar peso: La persona puede tener dificultades para caminar o incluso para poner peso sobre la pierna afectada.
- Rigidez y dificultad para mover la pierna: La movilidad de la pierna puede estar limitada, y cualquier intento de movimiento puede ser doloroso.
- Sensación de crepitación: Puede haber un sonido de crujido o frotamiento al intentar mover la pierna, lo cual puede ser indicativo de huesos fracturados
Si sospechas que alguien tiene una fractura en la tibia y el peroné, es importante buscar atención médica de inmediato. No intentes mover la pierna lesionada ni aplicar presión directa sobre la fractura. La inmovilización y la atención médica adecuada son fundamentales para el tratamiento de las fracturas.
Diagnóstico
Principalmente se realiza una exploración física para determinar las características de la lesión. Para confirmar el diagnóstico, el médico solicitará una radiografía para identificar el lugar de la fractura y la extensión de la lesión.
En algunos casos, la fractura no se muestra en una radiografía, por lo que un estudio de imagen como la tomografía computarizada (TC) o la resonancia magnética (RM) pueden ser necesarias para brindar una imagen más detallada del hueso, ligamentos y músculos.
Tratamiento
El tratamiento depende de diversos factores como la ubicación y gravedad de la fractura. Inicialmente se recomienda inmovilizar la pierna para estabilizar la fractura. En caso de que sea una fractura cerrada, se puede utilizar una férula o yeso. Estos se colocan alrededor de la pierna y se ajustan con un vendaje. Es posible que se necesiten radiografías más adelante para asegurarse que los huesos estén sanando correctamente.
Cuando la fractura se ha desplazado o que los huesos no se alinean correctamente, es necesario realizar una reducción (manipulación de los fragmentos óseos para volver a colocarlos en su posición correcta).
Si los huesos cambian de posición, puede ser necesaria una intervención quirúrgica para colocar clavos o placas metálicas para estabilizar la fractura.
Posterior a la inmovilización de la pierna, es fundamental que el paciente acuda con un fisioterapeuta e inicie un plan de rehabilitación que le permita recuperar la capacidad funcional de la pierna. El tiempo de recuperación de una fractura de tibia y peroné puede ser de varias semanas a varios meses.