Es normal que en más de una ocasión nos sintamos desanimados, tristes y sin energía, pero cuando estos estados de ánimo persisten, se intensifican o comienzan a interferir con nuestro trabajo, escuela o responsabilidades familiares, puede tratarse de depresión.
La depresión puede afectar a cualquier persona de cualquier edad, pero una vez identificada puede ser tratada. No obstante, por desgracia no siempre se diagnostica correctamente debido a que muchos de sus síntomas pueden confundirse con otros trastornos, por ejemplo con problemas de insomnio o de apetito.
Reconocerla es el primer paso para su tratamiento. La depresión es considerada uno de los trastornos psiquiátricos más frecuentes y que hoy día tiene una incidencia mayor que en las generaciones anteriores.
¿Qué causa la depresión?
Generalmente la depresión es reactiva, es decir, se debe a la respuesta ante alguna situación traumática o estresante. Aunque las causas pueden ser muy diversas, incluyendo:
- Cambios hormonales
- Uso de anticonceptivos orales
- Después de dar a luz (depresión posparto)
- Estrés crónico
- Pérdida de un ser querido
- Enfermedades incurables
- Medicamentos utilizados para la hipertensión arterial
- Consumo de alcohol y drogas
- En algunos casos la depresión puede ser hereditaria
- Demencia o algún otro trastorno mental
- Algún desequilibrio químico en el cerebro
Síntomas
Generalmente las personas que padecen depresión desarrollan los siguientes síntomas de forma gradual, a lo largo de días o semanas:
- Tristeza constante
- Falta de interés en actividades que antes disfrutaba
- Irritabilidad
- Pesimismo
- Fatiga
- Cansancio (en ocasiones extremo)
- Insomnio o sueño excesivo
- Pérdida o aumento del apetito
- Dificultad para concentrarse
- Sentimientos de culpa
- Incapacidad de tomar decisiones
- Disminución del autoestima
- Ansiedad o desesperación
- Dolor de cabeza, espalda y estómago
- Frecuentes pensamientos suicidas.
Si el paciente presenta por lo menos cinco de los síntomas durante un tiempo prolongado, es importante que acuda al médico para que evalúe su estado físico y mental, y pueda proporcionarle un diagnóstico y tratamiento preciso.
Tratamiento
El tratamiento para las personas depresivas regularmente consiste en un método farmacológico (antidepresivos), complementado con terapia psicológica y de apoyo social, que ayudarán a lidiar los efectos de la depresión.
La mayoría de los medicamentos antidepresivos son efectivos, aunque algunos pueden llegar a presentar mejores resultados en unos pacientes que en otros, por lo que es importante no automedicarse y seguir correctamente las indicaciones del médico.
Algunas medidas que pueden realizar los pacientes que padecen depresión son:
- Fijarse metas realistas.
- Reanudar actividades normales de forma lenta y gradualmente.
- Tomar tus medicamentos, siempre siguiendo las indicaciones del médico.
- Dormir adecuadamente con un horario fijo.
- Llevar una dieta balanceada.
- Hacer ejercicio cotidianamente.
- Evitar el consumo de alcohol y drogas.
- Asistir a cursos o talleres para aumentar la autoestima.
- Tratar de sobrellevar los contratiempos.
- Emplear técnicas de relajación.
Algunas cosas que una persona puede hacer para ayudar a un familiar o conocido que padece depresión es tratar de escuchar a la persona y empatizar con sus sentimientos, y evitar dar una opinión o juicio sobre la persona depresiva.