La neumonía es una infección respiratoria que afecta los pulmones y puede ser especialmente peligrosa en niños pequeños.
La neumonía es una de las principales causas de morbilidad y mortalidad infantil en el mundo, por lo que la prevención y el tratamiento oportuno son fundamentales para proteger la salud de los más pequeños.
Causas y factores de riesgo
La neumonía puede ser causada por virus, bacterias o hongos. Los factores que aumentan el riesgo de padecerla incluyen:
- Infecciones virales previas: Resfriados o gripes pueden debilitar el sistema respiratorio y facilitar la infección.
- Sistema inmunológico débil: Niños desnutridos o con enfermedades crónicas tienen mayor riesgo de desarrollar neumonía.
- Exposición al humo del tabaco: La contaminación del aire y el humo del cigarro afectan la salud pulmonar infantil.
- Falta de vacunación: No recibir vacunas como la del neumococo o la gripe aumenta la probabilidad de infección.
Síntomas de la neumonía infantil
- Fiebre alta y escalofríos
- Tos persistente con o sin flema
- Dificultad para respirar o respiración rápida
- Hundimiento de las costillas al respirar
- Cansancio extremo o falta de apetito
Prevención de la neumonía en niños
Para reducir el riesgo de neumonía, se recomienda:
- Vacunación completa: Aplicar vacunas como la antineumocócica, la de la gripe y la pentavalente.
- Buena higiene: Lavarse las manos con frecuencia para evitar infecciones.
- Alimentación saludable: Una dieta equilibrada fortalece el sistema inmunológico.
- Evitar el humo del tabaco: Mantener un ambiente libre de contaminación y humo.
- Controlar enfermedades respiratorias: Tratar resfriados y gripes para evitar complicaciones.
Tratamiento de la neumonía infantil
El tratamiento depende de la causa de la neumonía:
- Antibióticos: Para neumonías bacterianas.
- Reposo e hidratación: Para aliviar los síntomas y acelerar la recuperación.
- Oxígeno en casos graves: En hospitalización, si hay dificultad respiratoria.
La neumonía infantil es una enfermedad grave, pero prevenible. La vacunación, la higiene y una buena alimentación son claves para proteger a los niños. Ante síntomas sospechosos, es vital acudir al médico para un diagnóstico y tratamiento oportuno.