Hernia hiatal, ¿a qué se debe?

Esta unión normalmente solo se abre cuando comemos o tomamos líquidos, y una vez que estos pasan al estómago, se cierra para que no se regrese nada hacia arriba, el estómago se pueda contraer y el alimento avance hacia el intestino delgado.

Los pacientes con hernia hiatal pueden vivir un cierto tiempo sin molestias o, por el contrario, tener molestias tan severas que pueden llevarlo al servicio de urgencias de un hospital.

• Tener más de 50 años.
• Malos hábitos de alimentación.
• Comer en exceso y rápidamente.
• Ingerir alimentos picantes, muy condimentados o grasosos.
• Acostarse o hacer ejercicio después de comer.
• Tener sobrepeso u obesidad.

Generalmente se presenta dolor a nivel de la boca del estómago, que puede manifestarse como una sensación de ardor, opresión, sensación de cólico o de calambre. Este dolor puede o no estar asociado con alimentos irritantes, condimentados y grasosos. Otros síntomas son las agruras, eructos, hipo y sentirse lleno inmediatamente después de haber comido.

En ocasiones puede provocar problemas respiratorios como afonía o carraspera, o incluso asma y dificultad respiratoria.

El paciente puede presentar reflujo gastroesofágico. En este caso, los síntomas más frecuentes son el ardor o quemazón en el pecho, halitosis (mal aliento), eructos o regurgitación, que consiste en regresar el alimento semidigerido.

Si el paciente presenta reflujo y hernia hiatal puede presentar dolor de esófago, así como dolor a nivel retroesternal (detrás del esternón), el cual puede ser tan intenso que se puede confundir con un infarto agudo al miocardio.

Las complicaciones pueden ser mínimas o muy severas, por ejemplo: puede presentar un trastorno conocido como esófago de Barrett, que es un padecimiento de tipo premaligno que puede convertirse en un cáncer de esófago.

Principalmente se analizan los síntomas del paciente, si tiene dolor a nivel de la boca del estómago o detrás del pecho. Este puede ser desde una sensación de dolor, ardor, presión o cólico. También puede señalar si tiene agruras, eructos, gases o dolores de garganta. A veces las infecciones de la garganta recurrentes pueden ser un reflejo de un reflujo gastroesofágico.

Si el paciente tiene una historia clínica de hernia hiatal sola o con reflujo gastroesofágico existen dos maneras para su diagnóstico:

• Rayos X: Esto permite ver desde el tracto bucofaríngeo hasta la segunda o tercera posición del duodeno: faringe, esófago y estómago. De ahí se puede hacer el diagnóstico de hernia hiatal y/o reflujo o alguna otra patología similar.
• Panendoscopia: Consiste en introducir por la garganta una cámara milimétrica que proyecta las imágenes a un monitor de computadora y permite ver la anatomía desde la lengua hasta la segunda porción del duodeno. Con este método se puede observar si existe alguna lesión y tomar algunas muestras.

La dieta debe ser estricta, evitando todos los alimentos que favorecen el reflujo o la mayor secreción de ácido estomacal, por ejemplo: picantes, (chile, mole, salsas), vinagre, alimentos fritos o empanizados, alimentos chatarra, frutas cítricas, incluyendo tamarindo, piña, uva, guayaba y el jitomate guisado. 

El paciente deberá tener horarios fijos para el desayuno, comida y cena, dedicando cuando menos 30 minutos para ingerirlos y masticar muy bien. Lo ideal es no consumir ningún tipo de líquidos durante los bocados sino hasta el final de los alimentos. Si el paciente requiere recostarse, debe hacerlo 60 minutos después de haber terminado de comer.

Estas medidas por sí mismas pueden ayudar, pero si los síntomas persisten se puede indicar algún medicamento como los antiácidos. Todo dependerá de las manifestaciones del cuadro clínico y, sobre todo, de los hallazgos endoscópicos. Un tratamiento promedio con medicamento es de 8 semanas de duración.

Una vez que desaparecen los síntomas se puede retirar el medicamento y mantenerse solamente bajo el régimen alimenticio.

La hernia hiatal es padecimiento muy común, por eso es importante tener una educación en cuanto a los hábitos de alimentación: comer despacio, dedicando por lo menos media hora en cada comida, no realizar de inmediato actividades, sino hacer una sobremesa, masticar bien todo tipo de alimento, no hacer ejercicio como pesas o abdominales sin instructor. 

Cabe mencionar que este padecimiento puede afectar a cualquier persona, por lo que estas recomendaciones pueden ayudar:

• Elevar la cabecera de la cama a unos 10 o 15 centímetros más de lo acostumbrado.
• No usar fajas o cintos ajustados.
• Fraccionar los alimentos durante el día, evitando comer en exceso.
• No comer hasta llenarse.
• No acostarse después de comer 
• No realizar ejercicios de brazos y piernas o que aumenten la presión del abdomen.

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