Es importante prestar atención a los síntomas de dolor de cabeza de tu hijo.
Se cree que el porcentaje es mucho mayor, porque generalmente se diagnostican y tratan como cefalea crónica o como un síntoma de parasitosis, anemia, trastornos en la alimentación, problemas de personalidad o déficit de atención.
Los padres de familia deben llevar a sus hijos al médico si los dolores de cabeza son recurrentes, es decir, si se presentan cada tercer día o con frecuencia en un lapso de quince días, o que incluso no desaparezcan con la administración de analgésicos.
Es importante descartar si se trata de migraña u otra enfermedad más grave, como tumores cerebrales, alteraciones en el flujo del líquido cefalorraquídeo y malformaciones intracraneales.
Algunos signos de alarma que pueden ayudar a detectar a tiempo la migraña son, en términos generales, que el niño se queje de dolores de cabeza recurrentes o tendencia repentina a aislarse, encerrarse en su cuarto, no querer jugar o dejar de hacerlo.
Puede que los niños pequeños se agarren la cabeza debido al dolor y sienten náuseas; en cambio los adolescentes refieren dolor de la mitad de la cabeza (en la parte de enfrente), sensibilidad a la luz y el ruido, y presentan visión borrosa.
Existen dos tipos de migraña: la común, que se representa en el 70 % de los casos y se caracteriza porque el dolor de cabeza aparece lentamente y empeora con el mínimo movimiento o ruido, además con frecuencia se acompaña de náuseas y vómito.
La migraña clásica (con aura) presenta síntomas aproximadamente unos 20 minutos antes de que inicie el dolor de cabeza y se manifiesta con hormigueo, entumecimiento y debilidad de las extremidades o en la mitad de la cara, así como trastornos en la visión (se ven luces brillantes).
El riesgo de padecerla se incrementa hasta en 80% cuando algún miembro de la familia la ha presentado. Las principales situaciones que pueden desencadenar la migraña en niños son:
En caso de que el dolor no sea tan fuerte y que no interfiera con las actividades del menor, no es necesario recurrir a los medicamentos, sino más bien dejarlo descansar en un lugar donde no haya luz y sea silencioso. Colocar una compresa a temperatura ambiente sobre la frente también puede ser de gran ayuda. Si el dolor no cede, probablemente el médico le recetará un medicamento.
La alimentación tiene un papel importante; se recomienda disminuir el consumo de alimentos industrializados.
Al igual que en otras enfermedades, llevar una alimentación equilibrada, no saltarse comidas, dormir las horas suficientes y hacer uso responsable de los aparatos electrónicos, pueden reducir la posibilidades de que los niños presenten migraña o en dado caso, disminuir el efecto de los síntomas.