Los casos suelen incrementar en el invierno.
El asma es una de las enfermedades respiratorias crónicas más comunes. En México afecta casi al 8 % de la población y cada día aumentan considerablemente los casos. Aunque los niños son la población más vulnerable (principalmente varones), esta enfermedad también puede afectar a jóvenes y adultos.
Los factores más comunes son:
Durante la crisis asmática, los tubos bronquiales reaccionan de tres maneras: el tejido que los recubre interiormente se inflama; los músculos que los rodean se contraen reduciendo su diámetro y, por último, aumenta la secreción de mucosidad, bloqueando el paso normal del aire.
El paciente asmático se caracteriza por fatigarse fácilmente, tener dificultades en la concentración y el aprendizaje, falta de apetito, retraso en el desarrollo físico, abundante sudoración nocturna y coloración pálida de la piel.
Su diagnóstico se obtiene mediante un examen pulmonar, exponiendo al paciente a alérgenos para comprobar su reacción. Al tener conocimiento de la sustancia que provoca el asma, se debe evitar el contacto con ella de ser posible.
Algunas recomendaciones son: no tener animales en casa, eliminar los objetos que atrapen el polvo (alfombras, muñecos de peluche, etc.), usar almohadas y cobijas hipoalergénicas, utilizar humidificadores y beber muchos líquidos para diluir la mucosidad.
El asma debe manejarse de forma interdisciplinaria por el alergólogo, el neumólogo, el pediatra, el internista o médico general, quienes deben de llevar al pie de la letra el tratamiento y proporcionar al paciente una atención adecuada.
En la mayoría de los casos, existe un predominio entre las mujeres en edad adulta; en la adolescencia y la infancia es más frecuente en los hombres. La mitad de los pacientes se curan al llegar a la adolescencia, cuando sus pulmones logran su máximo desarrollo; sin embargo, el asma suele reaparecer en la edad adulta durante un resfriado o una gripe.
El asma no se cura, sin embargo con un tratamiento adecuado es posible evitar los síntomas y las crisis, restableciendo la función respiratoria.
Algunas medidas que pueden prevenir los ataques de asma son:
El paciente con asma requiere de cuidado especial, por lo que es importante consultar al médico con frecuencia. En caso de que durante un ataque no haya respuesta al tratamiento o medicamentos habituales, es necesario solicitar atención médica de emergencia. Un ataque grave y prolongado puede llevar a un estado asmático, lo que se debe prevenir a toda costa, ya que puede llegar a provocar la muerte.