El acné es una erupción superficial en la piel, causada por varios factores. Se presenta generalmente en cara, cuello y espalda.
El acné es una de las afecciones cutáneas más comunes, la cual se puede presentar en personas de todas las edades y géneros. Aunque es especialmente prevalente durante la adolescencia, puede persistir o aparecer en la edad adulta.
El acné es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que ocurre cuando los folículos pilosos se obstruyen con sebo (aceite) y células muertas de la piel. Esto puede resultar en diferentes tipos de lesiones, incluyendo puntos negros, puntos blancos, pápulas, pústulas, quistes y nódulos.
Causas
Existen varios factores que pueden contribuir en la aparición del acné, como:
- Piel grasosa debido a los cambios hormonales en la pubertad.
- Uso de productos grasosos para el cuidado de la piel.
- Sudor, humedad y dieta.
¿Cómo prevenirlo?
Para evitar la obstrucción de los poros se recomienda:
- Lavarse la cara varias veces al día con una toalla húmeda caliente para eliminar los aceites de la piel y los tapones de queratina. La fricción y el calor de la toalla ayudan a desalojar el tapón de queratina. El jabón ayudará a eliminar el aceite de la piel y reducirá el número de bacterias que viven en ella. Si surgen barros en la espalda, se deberá lavar con un cepillo o toalla.
- Usar un producto con ácido salicílico para lavarse si la piel es grasosa y propensa al acné.
- Lavarse también después de realizar ejercicio.
- Aplicar champú en el cabello todos los días, especialmente si es grasoso.
- Evitar frotar la cara con alcohol o tónicos que resequen la piel.
- Evitar usar cosméticos a base de aceite.
El vapor puede ayudar a abrir los poros obstruidos, y en ocasiones, las compresas calientes también resultan útiles. Sin embargo, algunos casos de acné pueden ser tan severos que es necesario acudir a un dermatólogo. Este especialista podrá brindar tratamientos eficaces y personalizados para combatir esta condición.
Tratamiento
El tratamiento del acné depende de su severidad y de la respuesta individual a los tratamientos. Las opciones incluyen:
1. Tratamientos tópicos
- Peróxido de benzoilo: Reduce las bacterias y el exceso de grasa en la piel.
- Ácido salicílico: Ayuda a exfoliar la piel y mantener los poros despejados.
- Retinoides tópicos: Promueven la renovación celular y previenen la obstrucción de los poros.
- Antibióticos tópicos: Reducen las bacterias y la inflamación en la piel.
2. Tratamientos sistémicos
- Antibióticos orales: Reducen las bacterias y la inflamación en casos moderados a severos.
- Retinoides orales (isotretinoína): Usados para casos de acné severo y resistentes a otros tratamientos.
- Anticonceptivos orales: Regulan las hormonas en mujeres que sufren de acné hormonal.
- Antiandrógenos: Reducen la cantidad de andrógenos para tratar el acné hormonal en mujeres.
3. Procedimientos dermatológicos
- Peelings químicos: Exfolian la piel y promueven la renovación celular.
- Terapia con luz y láser: Reduce las bacterias y la inflamación, y mejora las cicatrices.
- Drenaje y extracción: Eliminan manualmente quistes y nódulos grandes.
- Inyecciones de corticoides: Reducen rápidamente la inflamación y el dolor en lesiones severas.
Depositphotos / Captura Images
El acné es una condición tratable con una amplia variedad de opciones disponibles. Desde cuidados básicos y tratamientos tópicos hasta medicamentos sistémicos y procedimientos dermatológicos, hay soluciones adecuadas para cada tipo y severidad de acné.
Consultar a un dermatólogo es importante para recibir un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento personalizado. Con el enfoque correcto, es posible controlar el acné y mejorar significativamente la salud y apariencia de la piel.