En México, cada año nacen cerca de 200 mil bebés de forma prematura. Se considera un bebé prematuro si nació antes de que se hayan cumplido 37 semanas de gestación, lo cual se divide en subcategorías en función de la edad gestacional.
- Prematuros extremos: Cuando el embarazo ha durado menos de 28 semanas.
- Muy prematuros: Su edad gestacional es inferior o igual a 32 semanas.
- Prematuros moderados a tardíos: Su tiempo de gestación oscila entre 32 y 37 semanas.
Aunque la tasa de supervivencia de estos bebés se ha elevado de forma considerable en los últimos años, gracias a los avances en los cuidados neonatales, esta circunstancia requiere atención especializada.
Causas
Entre las causas más habituales se pueden mencionar:
- La edad de la madre.
- Su estado de salud y nutrición.
- Haber padecido alguna enfermedad durante el tiempo de gestación, como hipertensión o diabetes.
- Tener antecedentes de partos prematuros.
- Embarazo múltiple.
- Tener problemas en el útero o la placenta.
- Exceso de líquido amniótico.
El tabaquismo y el estrés también son factores que favorecen el parto prematuro.
Problemas más frecuentes
Los bebés prematuros nacen con sus órganos vitales inmaduros. Este hecho tiene distintas repercusiones, que pueden ser más delicadas mientras más prematuro haya sido el nacimiento. Es importante tener en cuenta que no todos los bebés registran los mismos problemas y, aunque compartan ciertas dificultades, el grado de estas puede variar. Entre las complicaciones más comunes, se encuentran:
- Complicaciones nutricionales: Por su inmadurez para succionar y deglutir la leche suelen requerir alimentación por sonda o, en ocasiones, nutrición parenteral (a través de suero por vía intravenosa). También pueden registrar déficit de vitaminas, hierro, calcio y fósforo, y problemas metabólicos, como hipoglucemia (disminución de azúcar en sangre).
- Problemas respiratorios: Algunos recién nacidos prematuros tienen, por su inmadurez, incapacidad para expandir sus pulmones y respirar. Por ello, a menudo requieren un soporte de oxígeno.
- Anemia: No siempre son capaces de fabricar toda la sangre que necesitan, por lo que es habitual realizarles transfusiones durante su estancia en el hospital.
- Lesiones: Pueden ser de tipo hemorrágico en el sistema nervioso central, por infarto o falta de flujo sanguíneo. También se dan casos de retinopatías y enterocolitis necrotizante o necrosante (lesiones ocasionadas en el intestino que pueden llegar a perforarlo).
- Infecciones: Puesto que su sistema inmune es más débil, están más expuestos a infecciones y les cuesta más trabajo mantener su temperatura corporal, es importante que permanezcan en incubadoras.
Algunos de los signos más frecuentes de un parto prematuro:
- Sangrado durante el segundo trimestre no asociado a placenta previa.
- Contracciones del útero seis semanas antes de la fecha prevista de parto, con una frecuencia de una cada 10 minutos durante al menos una hora.
- Cambios cervicales detectados mediante ecografía, como el acortamiento o ablandamiento del cuello del útero hasta 10 semanas antes de la fecha prevista.
- Pérdidas vaginales acuosas o con signos de sangre.
- Dolor en la parte baja de la espalda o en la del abdomen.
- Presión en la base de la pelvis, las ingles y los muslos.
- Rotura de la bolsa del líquido amniótico.
Es fundamental acudir al médico antes y durante el embarazo, ya que esto puede ayudar a reducir el riesgo de tener un bebé prematuro y que no surjan complicaciones en el tiempo de gestación.