Un trasplante de riñón es un procedimiento quirúrgico al que se recurre cuando una persona sufre alguna disfunción renal severa.
“En la gran mayoría de los casos, las enfermedades renales pasan desapercibidas, por lo que su diagnóstico se efectúa en etapas avanzadas y cuando los síntomas son muy acentuados, tales como: disminución del apetito, náuseas, dolores, piel seca, palidez y necesidad de orinar con frecuencia; además, los familiares pueden percibir en el paciente un aroma diferente debido a las sustancias retenidas por la mala función renal, aún cuando estén orinando regularmente”, menciona el Dr. Juan José Sánchez Becerril, especialista en nefrología y medicina interna del Hospital Angeles Pedregal.
Actualmente diversas enfermedades, como la diabetes e hipertensión, afectan de manera secundaria la función renal, por lo que cada vez son más frecuentes los procedimientos dialíticos, los cuales ofrecen una mejor calidad de vida a los pacientes con este padecimiento. Con un estricto control médico, la diálisis peritoneal y la hemodiálisis pueden ofrecer una buena sobrevida a pacientes con enfermedad renal. No obstante, el manejo dialítico temprano puede evitar diversas complicaciones propias de la enfermedad renal, así como mejorar las posibilidades de someterse a un trasplante.
La hemodiálisis es un tratamiento efectivo no solamente por el mecanismo físico en el que se trata al paciente, sino que además lo mantiene en buenas condiciones mientras espera ser trasplantado.
¿Cuál es el tiempo aproximado de espera de un paciente para obtener un órgano?
“Esto varía de un centro hospitalario a otro, especialmente en el sector público, ya que el tiempo de espera depende en función de la organización interna de cada uno. En este punto, la participación activa del núcleo familiar es fundamental, ya que puede ser la clave para localizar un donador compatible” menciona el especialista.
El donador no solamente debe ser compatible en cuanto a grupo sanguíneo y RH, sino que además debe realizarse una prueba cruzada que permita saber si hay anticuerpos previos en el receptor que en un momento dado puedan tener un efecto negativo sobre el órgano. El estudio de histocompatibilidad permite conocer las posibilidades de rechazo. Este estudio es importante, ya que asegura un buen porcentaje de sobrevida del órgano.
¿Cómo es el procedimiento?
Los riñones son tratados, al igual que los demás órganos y tejidos, con una sustancia especial que permite remover todos los elementos sanguíneos, ya que éstos pueden provocar deterioro del tejido. Se limpian perfectamente y se mantienen a una temperatura especial por medio de una sustancia.
La duración de la intervención es variable, entre 4 y 6 horas, depende de las variantes anatómicas. Cuando se trata de un donante vivo, se requieren dos equipos quirúrgicos en forma paralela. Uno se encarga de la procuración del órgano del donante y se integra por el cirujano principal, ayudantes, anestesiólogo y nefrólogo, quien se encarga de limpiar el tejido para eliminar los restos sanguíneos. Mientras que en la otra sala quirúrgica se prepara el lugar donde se va instalar el riñón, que es generalmente en el hueco pélvico.
¿Qué condiciones se necesitan para que el paciente pueda ser dado de alta?
Habitualmente el donante permanece hospitalizado un promedio de 3 días; mientras que el receptor entre 6 y 7 días después de la cirugía.
El paciente será dado de alta cuando la función renal esté lo mejor posible, que se mantenga en cifras normales, tanto de urea como de creatinina. Asimismo, no deben existir signos de infección y las dosis de los medicamentos indicados para el trasplante deben ser las necesarias para evitar complicaciones.
Generalmente los pacientes no son dados de alta de forma definitiva, ya que deben acudir periódicamente a revisión y a la modificación de las dosis de medicamentos para proteger la función renal.
Contraindicaciones
Es importante cuidar la función cardiaca del paciente, ya que si se encuentra muy deteriorada es muy riesgoso practicar un trasplante. En el caso de pacientes con cáncer es muy discutible su trasplante, ya sea de órganos sólidos o de tejidos de otro tipo, así como los casos con deterioro del estado neurológico.
Expectativas de vida para el paciente trasplantado
Actualmente tenemos una sobrevida mayor al 90 %. “En el caso específico del riñón, mientras más rápido se diagnostique al paciente, mejores posibilidades tenemos de mantener la función renal residual, o en el caso de que ya no sea posible, proceder a un trasplante temprano con menos problemas” finaliza.