Osteopenia, sus causas y principales síntomas
La osteopenia comienza a medida que se pierde masa ósea y los huesos se debilitan.
A pesar de que la osteopenia es más frecuente que la osteoporosis, suele ser menos conocida. Se trata de un grado intermedio de pérdida ósea entre los huesos sanos normales y la osteoporosis, que ocasiona debilidad y fragilidad en los huesos, y aumento del riesgo de fracturas.
Pero, ¿por qué sucede? Durante la vida, los huesos cambian constantemente, es decir, el hueso nuevo crece mientras el viejo se descompone y el cuerpo lo absorbe. En una persona joven, el hueso nuevo crece más rápido de lo que su cuerpo descompone el hueso viejo, lo que contribuye a una masa ósea elevada.
Una vez que el cuerpo comienza a descomponer el hueso viejo más rápido de lo que crea el nuevo, la masa ósea empieza a disminuir. El comienzo de este declive se conoce como osteopenia.
A pesar de que en sus primeras fases no hay manifestación de síntomas, de seguir la pérdida de tejido óseo se pueden presentar fracturas, especialmente de cadera, muñeca y columna vertebral, lo que se puede considerar como osteoporosis.
Causas
Entre los principales factores de riesgo se encuentran:
- Carencia de calcio y vitamina D.
- Causas genéticas.
- Premenopausia y bajo peso corporal.
- Falta de ejercicio físico.
- Trastornos de la alimentación como la anorexia nerviosa.
- Problemas del metabolismo que no permiten la absorción de vitaminas y minerales.
- Tratamiento de quimioterapia o con medicamentos como los esteroides.
- Antecedentes familiares de osteoporosis.
La osteopenia se diagnostica mediante una densitometría ósea, prueba que mide la cantidad de masa ósea del esqueleto. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda a las mujeres realizarse este estudio después de los 40 años para detectar el riesgo de este trastorno.
Tratamiento
El primer paso para tratar la osteopenia consiste en la adopción de una serie de cambios en el estilo de vida que incluya: una dieta saludable, equilibrada y rica en fuentes de calcio.
También los hábitos de vida saludable que eviten el tabaco y el alcohol e integren ejercicio físico moderado y regular, favorecen la salud ósea.
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