Se realiza para reducir el riesgo de desarrollar cáncer de mama en el futuro.
Esta intervención quirúrgica consiste en la extirpación de una o ambas mamas que no tienen cáncer, y es una alternativa a las exploraciones y revisiones constantes. Antes de realizar una mastectomía preventiva o profiláctica, es importante efectuar exámenes genéticos a la paciente, así como una evaluación psiquiátrica para conocer de qué modo será capaz de asumir la pérdida de sus mamas, una cuestión que para muchas mujeres supone un trauma de considerables proporciones.
No obstante, a pesar de que esta cirugía preventiva puede reducir el riesgo de padecer cáncer de manera notable, hay que tener en cuenta que en cualquier tipo de mastectomía es casi imposible retirar todo el tejido, por lo que el cáncer podría desarrollarse en cualquier tejido remanente. Es decir, que someterse a esta intervención no es una garantía de que en el futuro no se vaya a contraer la enfermedad.
Existen casos en los que, si no es necesario, sí es una opción a tener en cuenta. Las mujeres con un alto riesgo de cáncer de mama pueden considerar la mastectomía preventiva si cumplen con ciertos criterios de riesgo, que pueden incluir:
Esta cirugía preventiva se puede realizar para extirpar la mama completa (mastectomía total) o retirar solamente el tejido de la mama, pero no la piel ni el pezón (mastectomía subcutánea).
Se trata de una operación muy segura con los riesgos propios de cualquier intervención, como sangrado, infección y lesiones en los tejidos circundantes. La paciente puede sufrir también molestias postoperatorias y dolor.
La hospitalización varía entre uno y tres días, dependiendo del caso. La recuperación completa puede tardar de tres a seis semanas. Además, después de la mastectomía, las opciones de reconstrucción mamaria también deben ser consideradas, y se puede optar por la reconstrucción inmediata o postergarla.
Es importante recordar que la mastectomía preventiva puede ser una estrategia adecuada en algunos casos, pero no es una opción ideal para todas las personas con riesgo de padecer cáncer de mama. La decisión de realizarla debe basarse en una cuidadosa evaluación de riesgos y beneficios, así como las implicaciones emocionales y físicas para la paciente.