La artritis reumatoide es una enfermedad inflamatoria crónica en la que el sistema inmunitario ataca por error a los tejidos sanos de las articulaciones, principalmente: muñecas, nudillos, dedos de los pies y manos, codos, hombros, caderas, rodillas y tobillos.
La artritis reumatoide se puede presentar a cualquier edad, aunque es más frecuente en personas de entre 35 y 50 años, y afecta más a mujeres que a hombres. En una familia en la que alguien haya padecido o padece artritis reumatoide, incrementa la posibilidad de que se repita en otra generación.
Síntomas
Los síntomas de la artritis reumatoide pueden variar en intensidad de una persona a, pero algunos de los más comunes son:
- Dolor en las articulaciones: Se manifiesta más intenso después de un reposo prolongado, por ejemplo en las mañanas. Inicialmente se puede presentar con dolor en las articulaciones que en un corto plazo evoluciona hacia inflamación.
- Inflamación: Es un aumento de volumen en los tejidos blandos de la articulación (membrana sinovial), donde hay infiltración de células. Esta inflamación por lo general es simétrica, es decir, cuando afecta la articulación de un lado del cuerpo, la correspondiente del otro lado también será afectada.
- Rigidez: Puede tener una duración de más de una hora después de haber estado inactivo.
- Nódulos: En la piel se pueden presentar nódulos reumatoides o abultamientos duros que aparecen en zonas de roce, como codos, dorso de los dedos de las manos y pies, parte posterior de la cabeza y la zona del talón. Estos nódulos también se pueden localizar en el interior del organismo, aunque raramente producen lesiones de relevancia para la salud.
- Fatiga: Se puede presentar fatiga extrema, que no siempre se alivia con el descanso.
- Pérdida de movilidad: Con el tiempo, se puede limitar la capacidad de mover las articulaciones, lo que puede dificultar las actividades diarias.
La artritis reumatoide no solo afecta las articulaciones, ya que muchos pacientes pueden presentar problemas en otros sitios, como ojos, piel, pulmones u otros órganos. En casos extremos, la artritis reumatoide se puede considerar como una enfermedad grave y agresiva que puede poner en peligro la vida del paciente.
Es importante que las personas que tengan una articulación inflamada no deben automedicarse, más bien deben acudir con un reumatólogo.
¿Cómo diagnosticar la artritis reumatoide?
Se debe realizar un examen físico para analizar síntomas como: inflamación y duración de la rigidez. Para considerar que se trata de artritis reumatoide, los síntomas deben tener una duración mínima de 6 semanas.
Asimismo, se pueden requerir exámenes de laboratorio y radiografías para confirmar el diagnóstico y que el paciente pueda comenzar el tratamiento para desacelerar el daño en las articulaciones.
Tratamiento
El tratamiento adecuado de la artritis reumatoide en etapas tempranas tiene como objetivo prevenir que los pacientes lleguen a una etapa tardía de la enfermedad, en la que predominan las secuelas. De no ser controlada a tiempo, la artritis reumatoide puede dañar huesos, ligamentos y tendones, por lo que es importante acudir al médico ante los primeros síntomas.
El tratamiento para la artritis reumatoide consiste en:
- Tratamiento médico: Ayuda a combatir el dolor y la inflamación mediante medicamentos. Para prevenir secuelas es importante dar un tratamiento desde fases iniciales de la enfermedad, una vez que la artritis reumatoide en un paciente se ha podido identificar como una forma potencialmente agresiva.
- Fisioterapia y terapia ocupacional.
- Cambios en el estilo de vida como la dieta, el tiempo de descanso, el ejercicio y dejar de fumar.
- Intervención quirúrgica si es necesario.
En el caso de la deformación por secuelas, estas no desaparecen. En cuanto a la incapacidad funcional por inflamación, es posible quitarla. Mientras que la incapacidad funcional por secuelas requiere de procedimientos quirúrgicos, terapias u otro tipo de tratamientos.
¿Cómo prevenir la artritis reumatoide?
Esta enfermedad no se puede prevenir debido a que se desconocen los factores externos desencadenantes. Las secuelas se pueden prevenir con un tratamiento adecuado, un plan de fisioterapia y un programa de concientización que ayude al paciente a entender su enfermedad.
Ante cualquier sospecha o síntoma de artritis reumatoide, es importante acudir al médico. Es fundamental realizar el diagnóstico correcto lo más pronto posible para establecer el tratamiento y detener, en la medida de lo posible, el avance de la enfermedad.