Ataques epilépticos: ¿En qué consisten?

Los ataques epilépticos, también conocidos como convulsiones, son episodios temporales de actividad eléctrica anormal en el cerebro. 

Esta alteración de la actividad cerebral puede afectar a una persona de diversas maneras, desde movimientos incontrolables hasta pérdida de conciencia. La epilepsia es un trastorno neurológico que se caracteriza por la aparición recurrente de ataques epilépticos, pero no todas las convulsiones indican epilepsia.

¿Qué es un ataque epiléptico?

Un ataque epiléptico ocurre cuando hay una descarga eléctrica incontrolada y excesiva de las células cerebrales. Esta actividad anormal puede afectar áreas específicas del cerebro, lo que da lugar a síntomas variados. Los ataques pueden durar desde unos pocos segundos hasta varios minutos y pueden ocurrir de forma repentina, sin previo aviso.

Aunque las convulsiones son el síntoma más visible, los ataques epilépticos se pueden manifestar de diversas formas, dependiendo de la región del cerebro involucrada.

Tipos de ataques epilépticos

Los ataques epilépticos se dividen en dos categorías principales:

1. Ataques parciales o focales

Estos ataques se originan en una sola área del cerebro y pueden ser:

  • Simples: El paciente está consciente y puede experimentar movimientos involuntarios, sensaciones anormales (como hormigueo, visión borrosa o alucinaciones) o alteraciones emocionales.
  • Completos: La persona pierde la conciencia y puede experimentar movimientos involuntarios de los brazos, piernas o la cabeza, con convulsiones en varias partes del cuerpo.

2. Ataques generalizados

Los ataques generalizados afectan a ambos hemisferios del cerebro, lo que lleva a pérdida de conciencia y una variedad de síntomas. Los tipos más comunes son:

  • Grand mal (o tónico-clónico): Es el tipo de convulsión más conocido. Comienza con rigidez en el cuerpo (fase tónica) seguida de sacudidas violentas (fase clónica). La persona pierde el conocimiento y puede morderse la lengua o sufrir lesiones debido a las caídas.
  • Ausencias: Son breves episodios de desconexión, donde la persona parece estar mirando al vacío y no responde a estímulos. Generalmente, las personas no son conscientes de haber tenido un ataque.
  • Mioclónicas: Consisten en sacudidas o espasmos musculares repentinos que suelen afectar a una o más partes del cuerpo.
  • Tónicas: Implican rigidez en los músculos, especialmente en las extremidades y el tronco, lo que puede causar caídas repentinas.

Causas de los ataques epilépticos

Un ataque epiléptico puede ser desencadenado por diversas razones. En algunas personas, la causa de la epilepsia es desconocida, mientras que en otras se debe a factores identificables. Algunas de las causas más comunes son:

  1. Factores genéticos: La predisposición hereditaria es un factor importante, ya que ciertos tipos de epilepsia tienen un componente genético.
  2. Lesiones cerebrales: Traumatismos craneales, accidentes cerebrovasculares, tumores cerebrales o infecciones cerebrales pueden causar cambios en el cerebro que predisponen a los ataques.
  3. Condiciones metabólicas: Trastornos como hipoglucemia (bajos niveles de azúcar en sangre) o desequilibrios electrolíticos pueden desencadenar convulsiones.
  4. Trastornos neurológicos: Enfermedades que afectan al cerebro, como la esclerosis múltiple o la encefalitis, pueden ser responsables de la aparición de ataques epilépticos.
  5. Falta de sueño y estrés: En algunas personas, la privación de sueño, el estrés excesivo, la fiebre o la luz parpadeante pueden ser factores desencadenantes.
  6. Consumo de drogas o alcohol: El consumo excesivo de alcohol o el abuso de drogas recreativas pueden alterar la actividad cerebral y provocar convulsiones.

Síntomas de los ataques epilépticos

Los síntomas de un ataque epiléptico dependen del tipo de ataque y de la región del cerebro afectada. Los síntomas más comunes son:

  • Convulsiones: Movimientos involuntarios y descontrolados de los músculos, que pueden afectar a una parte del cuerpo (como un brazo o pierna) o a todo el cuerpo.
  • Pérdida de conciencia: Durante muchos ataques epilépticos, la persona pierde el conocimiento, lo que puede durar desde pocos segundos hasta varios minutos.
  • Sialorrea (babeo): La producción excesiva de saliva durante un ataque es común, especialmente en ataques tónico-clónicos.
  • Confusión postictal: Después de un ataque, la persona puede estar confundida, desorientada o extremadamente cansada. Este estado puede durar desde unos minutos hasta varias horas.
  • Cambios en la percepción: Algunas personas experimentan alteraciones visuales, auditivas o sensoriales durante un ataque parcial.
  • Espasmos musculares: Se pueden presentar sacudidas o movimientos involuntarios en diferentes partes del cuerpo.

Tratamiento para los ataques epilépticos

El tratamiento para los ataques epilépticos busca controlar los episodios y mejorar la calidad de vida del paciente. Existen diversas opciones, que incluyen:

1. Medicamentos antiepilépticos (AEDs)

Los fármacos son el tratamiento más común para controlar las convulsiones. Los AEDs actúan sobre el cerebro para reducir la frecuencia y gravedad de los ataques. Algunos de los medicamentos más utilizados incluyen:

  • Fenitoína
  • Valproato
  • Carbamazepina
  • Lamotrigina

Cada paciente puede requerir un medicamento específico según su tipo de epilepsia y su respuesta al tratamiento. En algunos casos, puede ser necesario un ajuste en la dosis o una combinación de fármacos.

2. Cirugía

Cuando los ataques no responden a los medicamentos, la cirugía puede ser una opción. En algunos casos, se pueden extirpar las áreas del cerebro que están causando las convulsiones.

3. Estimulación del nervio vago (VNS)

Este tratamiento implica implantar un dispositivo debajo de la piel que envía impulsos eléctricos al nervio vago, lo que ayuda a reducir la frecuencia de los ataques.

4. Dieta cetogénica

Una dieta rica en grasas y baja en carbohidratos ha demostrado ser eficaz en algunos niños con epilepsia refractaria. La dieta cambia la forma en que el cuerpo produce energía, lo que puede reducir las convulsiones.

Prevención de los ataques epilépticos

Si bien no siempre es posible prevenir los ataques epilépticos, algunas estrategias pueden ayudar a reducir la probabilidad de tener convulsiones:

  • Seguir el tratamiento médico: Tomar los medicamentos de acuerdo con las indicaciones médicas y asistir a las consultas de seguimiento.
  • Mantener una rutina de sueño regular: El descanso adecuado es esencial para evitar el agotamiento cerebral.
  • Evitar desencadenantes: Identificar y evitar los factores que pueden provocar ataques, como el estrés, las luces intermitentes o la privación de sueño.
  • Vivir de manera saludable: Mantener una dieta balanceada, evitar el consumo de alcohol y drogas, y practicar ejercicio regularmente.

Los ataques epilépticos son eventos complejos y variados que pueden afectar significativamente la vida de quienes los presentan. Aunque los ataques pueden ser preocupantes, con el tratamiento adecuado y una atención médica constante, muchas personas pueden llevar una vida normal. Es fundamental comprender los tipos de ataques, sus causas y cómo se pueden tratar para mejorar la calidad de vida de estos pacientes y sus familias.

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