Hoy día se estima que existen alrededor de 400 millones de personas en el mundo que sufren trastornos mentales, lo que muestra la falta de atención por este tipo de enfermedades.
“En nuestro país la gente no tiene conciencia de que las enfermedades mentales son un problema que todos debemos solucionar”, comenta en entrevista el Dr. David Resnikoff Fisher, psiquiatra del Hospital Angeles Lomas.
¿Qué es la salud mental?
La salud mental es un concepto creado para establecer el bienestar físico, psicológico y social de las personas. La salud mental es la forma en la que pensamos, sentimos y actuamos; es nuestra relación con el mundo exterior. En sentido práctico: estar bien en todas nuestras funciones cerebrales importantes.
La salud mental es algo que todos deseamos para nosotros mismos. Cuando hablamos de tranquilidad, felicidad y capacidad de goce o satisfacción, estamos nombrando sus características más importantes.
¿Cuál es la importancia de tener una buena salud mental?
La salud mental y la salud física son inseparables. Un individuo sano se puede determinar en muchos sentidos, esto quiere decir que su cuerpo funciona excelente, se relaciona bien con los demás, es productivo, le gusta aprender, se comporta adecuadamente y, sobre todo, busca su bienestar y felicidad.
Si lo vemos desde el sentido opuesto, las enfermedades mentales provocan sufrimientos y, en ocasiones, discapacidades. Es entendible que a veces las personas se sientan tristes, pero cuando existe una sensación exagerada a un evento que no debe tener una respuesta en esa magnitud, probablemente nuestra salud mental se encuentra afectada.
¿Cuáles son los trastornos mentales más comunes?
Existe un amplio abanico de enfermedades mentales, pero las más frecuentes son: depresión, angustia, fobia, ataque de pánico, psicosis, trastornos de la personalidad y esquizofrenia, entre muchas otras. Asimismo, la OMS considera el alcoholismo como un trastorno mental, que además acarrea otros importantes problemas de salud.
Las razones por las que este tipo de padecimientos van en aumento en la población son, entre otras: el envejecimiento de la población, los conflictos bélicos, catástrofes naturales, tensiones familiares, adversidades económicas (pobreza) y el estrés cotidiano.
¿Este tipo de trastornos son prevenibles?
Algunos sí, otros no. Existen algunas enfermedades mentales que tienen un patrón hereditario, otras dependen del medio ambiente, o bien, pueden surgir de un evento de la vida, como la pérdida de un familiar.
La manera con la que lidiamos con estos problemas, es lo que nos hace tener éxito o entrar en una situación que puede requerir de cuidado médico. Por tal motivo, cualquier individuo está expuesto a padecer trastornos mentales, por lo que no debe existir discriminación, todos somos vulnerables.
¿Cuál es el papel del especialista?
El médico tiene que ser un experto en salud mental, manejar los principios básicos de la psicología y la psiquiatría, entre otros aspectos, e iniciar una relación de empatía con el paciente para descubrir las razones reales por las que ha acudido a consulta. Asimismo, el especialista debe ser un líder y una persona que no solo brinda tratamiento, sino que educa al paciente y a su familia.
¿Cuál es el futuro de este problema?
En los últimos años, la comunidad internacional de investigación en salud mental ha hecho grandes progresos hacia la identificación, prevención y tratamiento de este tipo de trastornos; sin embargo, la salud mental está relacionada con el bienestar general de la población, por lo que elementos como la pobreza, desnutrición y falta de sistemas bien establecidos de educación y detección temprana de enfermedades mentales, pueden incrementar el número de casos en el futuro.
¿Cómo ayudar a una persona enferma?
Esto depende del tipo de enfermedad. Obviamente, las personas primero deben reconocer que algo está pasando y, dependiendo del grado de magnitud, acercarse a un profesional. Sin embargo, la mayoría tiene miedo porque piensan que la salud mental se relaciona con hospitales psiquiátricos y tratamientos con fármacos, pero no todas las enfermedades mentales requieren de estos.
La sociedad puede ayudar a frenar el ritmo de las enfermedades mentales, pues no es un conflicto exclusivo de la medicina, sino de todos; es una labor en conjunto en la que debemos contribuir sin miedo. Una sugerencia muy fácil de decir, pero muy difícil de realizar.