Un problema de salud que afecta a personas de todas las edades.
La audición es una serie de sucesos en los cuales el oído convierte las ondas sonoras en señales eléctricas e impulsos nerviosos para enviarlos al cerebro, donde se interpretan como sonido.
Aunque todos los individuos, incluidos niños, experimentan diariamente múltiples sonidos intensos en el ambiente, los estudios indican que los jóvenes son quienes martirizan sus oídos con mayor frecuencia al utilizar por varias horas sistemas de audio, tales como: audífonos o auriculares, televisores, teatros en casa, radios o algunos videojuegos. Si bien es innegable que la tecnología es creada para el beneficio del hombre, en ocasiones ocurre lo contrario.
El envejecimiento auditivo, que debería empezar a partir de los 25 años, se está acelerando entre la población joven. La posibilidad de que exista una futura generación de adultos con problemas auditivos, como algunos estudios prevén, dependen en cierta medida de cada persona, sin embargo, el número de casos va en aumento.
El volumen alto de los audífonos, explican los especialistas, lesiona de forma irreversible las células del oído que detectan las frecuencias agudas, que son las primeras en morir. Además, los jóvenes, por lo general, escuchan música de 6 a 7 horas diarias con auriculares. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no utilizar los auriculares durante más de una hora y a un volumen bajo.
Algunos médicos han identificado que el uso de este tipo de aparatos a volumen exagerado es un riesgo serio, porque su fuente sonora golpea interna y directamente la cavidad auditiva. Los niveles sonoros de éstos, por lo general, son a 110 decibeles (db), lo que equivale a situarse a 15 metros de la turbina de un avión Boeing 707 al momento de despegar. Los expertos recomiendan que el nivel de ruido no debe sobrepasar los 90 decibelios, salvo en periodos cortos (30 minutos), en los que puede llegar a un máximo de 110.
No obstante, la agresión sonora no solo proviene de estos sistemas, sino que está presente en los cines, bares y antros, así como en algunos lugares de trabajo, escuelas, hogares y, sobre todo, en la calle, lo que pone en riesgo a cualquier persona.
La pérdida auditiva inducida por ruido puede ocurrir lentamente. Los sonidos pueden distorsionarse o disminuir en intensidad. El problema reside en que las personas no se dan cuenta del daño hasta tiempo después; sin embargo, se puede detectar eficazmente por medio de pruebas de audición. Las consecuencias del ruido generalmente no se manifiestan hasta dos años después con la disminución severa de la agudeza auditiva o en el peor de los casos, con una sordera permanente.
Cuando la pérdida es de primer grado, aparece un zumbido agudo molesto (tinnitus) que desaparece progresivamente con el descanso, pero que puede reaparecer y tener otro tipo de consecuencias si la persona continúa expuesta al ruido intenso.
Otros síntomas incluyen:
Ante cualquier problema auditivo se debe acudir con un otorrinolaringólogo para evitar que el padecimiento avance, y recibir el tratamiento adecuado.
Entre las principales medidas de prevención están:
Es importante que las personas comprendan los riesgos del ruido y protejan sus oídos desde jóvenes para evitar complicaciones en el futuro.