¿Cómo tratar la intolerancia a la lactosa?

La intolerancia a la lactosa es una afección en la cual el cuerpo no puede digerir correctamente la lactosa, el azúcar presente en la leche y otros productos lácteos.

Esto ocurre debido a una deficiencia o insuficiencia de lactasa, la enzima responsable de descomponer la lactosa en el intestino delgado. Cuando esto no ocurre adecuadamente, puede causar síntomas como hinchazón, gases, diarrea, dolor abdominal y malestar general después de consumir productos lácteos. 

Aunque no es una enfermedad grave, puede afectar la calidad de vida de quienes la padecen. Afortunadamente, existen varias estrategias para manejar y tratar la intolerancia a la lactosa de manera eficaz.

Estrategias para tratar la intolerancia a la lactosa

  1. Reducir o eliminar los productos lácteos: La manera más simple de evitar los síntomas de la intolerancia a la lactosa es reducir o eliminar el consumo de productos lácteos en la dieta. Las personas con esta condición pueden optar por reducir las cantidades de leche, queso, yogur y otros productos lácteos que ingieren, o eliminarlos por completo si los síntomas son severos. Sin embargo, algunas personas pueden tolerar pequeñas cantidades de lactosa, por lo que la eliminación completa no siempre es necesaria.
  2. Consumir productos lácteos sin lactosa: Una opción común es consumir productos lácteos que hayan sido tratados para eliminar la lactosa. Estos productos, disponibles en la mayoría de los supermercados, incluye leche, yogur, quesos y helados etiquetados como “sin lactosa”. Estos alimentos conservan el sabor y los nutrientes de los productos lácteos normales, pero sin el azúcar que causa malestar. Esto permite a las personas con intolerancia a la lactosa disfrutar de los productos lácteos sin los efectos secundarios incómodos.
  3. Uso de suplementos de lactasa: Los suplementos de lactasa están disponibles en forma de tabletas o gotas, y proporcionan la enzima lactasa que el cuerpo no produce en cantidades suficientes. Estos suplementos se toman justo antes de consumir alimentos que contienen lactosa, ayudando a descomponer la lactosa y a prevenir los síntomas asociados. Es importante seguir las instrucciones y ajustar la dosis según sea necesario, dependiendo de la cantidad de lactosa en los alimentos que se consumen.
  4. Sustitutos vegetales de los productos lácteos. Existen muchas alternativas vegetales a los productos lácteos que no contienen lactosa. Entre estas opciones se incluyen:
    • Leche de almendra, soja, avena o coco
    • Quesos, yogures y cremas a base de plantas
  5. Estos productos no solo están libres de lactosa, sino que también suelen estar fortificados con nutrientes esenciales como calcio y vitamina D, lo que ayuda a mantener una dieta equilibrada sin los productos lácteos tradicionales.
  6. Introducción gradual de productos lácteos. En algunos casos, las personas con intolerancia a la lactosa pueden mejorar su tolerancia a los productos lácteos al reintroducir pequeñas cantidades de estos alimentos en su dieta de manera gradual. Este proceso puede ayudar al cuerpo a adaptarse y a digerir mejor la lactosa en cantidades moderadas. 
  7. Leer etiquetas y evitar alimentos con lactosa oculta
    La lactosa no solo está presente en los productos lácteos evidentes como la leche y el queso, sino que también puede encontrarse en muchos alimentos procesados, como panes, galletas, salsas, embutidos y productos enlatados. Es importante leer las etiquetas de los alimentos cuidadosamente para identificar la presencia de lactosa, que puede figurar en la lista de ingredientes como “suero”, “leche en polvo” o “leche desnatada”.
  8. Incorporar alimentos ricos en calcio no lácteos. Al eliminar o reducir los productos lácteos, es fundamental asegurarse de obtener calcio de otras fuentes para mantener huesos fuertes y prevenir deficiencias nutricionales. Algunos alimentos ricos en calcio que no contienen lactosa son:
    • Vegetales de hojas verdes (espinacas, kale, brócoli)
    • Tofu fortificado
    • Almendras
    • Sardinas y salmón enlatado (con huesos)
    • Bebidas vegetales fortificadas (como la leche de soja o de almendra)

Si sospechas que puedes tener intolerancia a la lactosa, lo mejor es consultar a un médico o nutricionista para obtener un diagnóstico adecuado. 

A menudo, la intolerancia a la lactosa se diagnostica mediante una prueba de tolerancia a la lactosa o una prueba de aliento de hidrógeno. Además, un nutriólogo  puede ayudarte a diseñar un plan de alimentación equilibrado que te permita obtener todos los nutrientes necesarios sin provocar síntomas digestivos.

La intolerancia a la lactosa es una afección común que, si bien no tiene cura, se puede manejar eficazmente con cambios en la dieta y el uso de suplementos. Reducir o eliminar los productos lácteos, optar por alternativas sin lactosa, usar suplementos de lactasa o recurrir a sustitutos vegetales son estrategias que permiten evitar los síntomas desagradables. 

Además, mantener una dieta rica en nutrientes como el calcio es esencial para una buena salud ósea, incluso sin productos lácteos. Con el asesoramiento adecuado, las personas con intolerancia a la lactosa pueden llevar una vida saludable y libre de malestar.

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