La clamidia es una infección de transmisión sexual muy común que es causada por la bacteria Chlamydia trachomatis y puede afectar a hombres y mujeres.
La clamidia se puede contraer al tener sexo vaginal, anal y oral sin condón, con una persona que esté infectada. Además, se puede transmitir de madre a hijo durante el parto.
Síntomas
En ocasiones no produce síntomas; sin embargo, puede provocar problemas de salud graves. Cuando hay síntomas, estos pueden presentarse hasta semanas después de haber tenido relaciones sexuales con una persona infectada. Las mujeres pueden experimentar:
- Flujo vaginal anormal o una sensación de ardor al orinar.
- Dolor pélvico durante las relaciones sexuales.
- Sangrado entre los periodos menstruales.
Estos síntomas pueden ser indeterminados y fáciles de confundir con los de otras enfermedades.
Los hombres con clamidia pueden presentar:
- Secreción del pene o una sensación de ardor al orinar.
- Dolor o inflamación de los testículos (poco común).
Diagnóstico y tratamiento
Esta infección se diagnostica con la ayuda de un análisis de laboratorio, ya sea una muestra de orina o, en el caso de las mujeres, una muestra del flujo vaginal.
La clamidia se trata con antibióticos que deben ser recetados por el médico. Cuando los medicamentos se toman de forma correcta, pueden detener la infección y evitar complicaciones en el futuro. Es importante destacar que tanto el paciente como su pareja sexual deben recibir tratamiento y abstenerse de tener relaciones sexuales hasta que este termine.
Si la clamidia no es tratada, la infección puede avanzar y causar graves problemas a corto y largo plazo. Las consecuencias para las mujeres son mucho más graves que para los hombres, ya que en ellas la bacteria puede propagarse al útero o a las trompas de Falopio y, por consiguiente, causar dolor pélvico crónico, infertilidad o embarazo ectópico (fuera del útero). También multiplica el riesgo de padecer cáncer cervicouterino.
Por otro lado, las complicaciones en los hombres son poco comunes, en ocasiones, la infección se propaga al epidídimo (tubo que conduce el esperma desde los testículos), lo que genera dolor, fiebre y, rara vez, esterilidad.
Cuestión de pareja y prevención
Para contrarrestar las consecuencias de la clamidia, su tratamiento debe ser considerado en pareja, y no individualmente. Basta con que uno esté infectado para que continúe su presencia y, con ello, el riesgo de mayores complicaciones y contagios.
Una vez diagnosticada se puede tratar con facilidad; si se detecta a tiempo, puede ser completamente curable y no dejar secuelas graves.
Para prevenir la clamidia, se recomienda que las personas sexualmente activas se realicen un procedimiento de detección al menos una vez al año. Existen varias pruebas de laboratorio para su diagnóstico, algunas pueden realizarse mediante la orina y otras requieren que la muestra sea obtenida de lugares como el pene o el cuello uterino.
Es imprescindible que todas las embarazadas se realicen un examen durante este periodo, ya que la clamidia eleva las posibilidades de un parto prematuro o la presencia de infecciones en los ojos o problemas respiratorios en el bebé. Un examen a tiempo puede evitar cualquier complicación en la salud de ambos.
- Tener relaciones sexuales con una pareja estable y sana.
- Utilizar condones de manera habitual y correcta.
- Limitar el número de parejas sexuales.
- Acudir a revisión médica cada 6 meses.
Si alguna persona sospecha que puede padecer una infección por clamidia debe consultar a su médico, solo él a través de pruebas de laboratorio puede establecer un diagnóstico y tratamiento adecuado.