La depresión en los ancianos puede tener diversas causas, que van desde cambios físicos y emocionales relacionados con el envejecimiento hasta situaciones de vida difíciles y enfermedades crónicas.
“Cuando yo era joven, un hombre de cincuenta años me parecía un viejo, y uno de sesenta me parecía ya decrépito. Ahora, cuando tengo setenta, me doy cuenta de que a esta edad todavía es posible amar, aprender, trabajar, crear y vivir”. Esto lo redactó el escritor italiano Giovanni Panini, como testimonio de una persona que aceptó y gozó la última etapa de su vida.
Actualmente la depresión ha mermado la calidad de vida de muchos ancianos en el mundo, por lo que se considera un problema de gran magnitud. A pesar de ello, es frecuente que los síntomas de este trastorno sean interpretados como algo normal y no se les preste la atención suficiente, lo que complica su diagnóstico y tratamiento, menciona la Dra. Georgina Castillejos, psiquiatra del Hospital Angeles Clínica Londres.
El mundo de la depresión
Se considera depresión al estado de ánimo persistentemente bajo, es decir, el paciente no tiene ganas de hacer nada, pierde el interés por ciertos aspectos de su vida, disminuye su capacidad de gozo y la mayor del tiempo se siente angustiado, a tal grado que puede dejar de comer y dormir, lo que afecta súbitamente su salud.
Se estima que el 4 % de la población presenta depresión, incluido el 5 % de los adultos y el 5.7% de los adultos mayores de 60 años, debido a una serie de factores que favorecen la aparición de este trastorno en la vejez, tales como:
- Enfermedades crónicas
- Cercanía con la muerte
- Soledad
- Jubilación laboral
- Incapacidad física
- Pérdida de familiares y amigos
A pesar de ello, no hay que olvidar que el envejecimiento no es sinónimo de depresión, es decir, no todos los ancianos están deprimidos.
Síntomas de la depresión
Algunos síntomas de la depresión son simples de detectar, como la pérdida de peso por falta de apetito, insomnio, dificultades de concentración y memoria, quejas somáticas (cefalea, dolor y vértigo), así como cambios drásticos de comportamiento. Además, es muy común que los ancianos deprimidos no expresen lo que sienten, por lo que algunos prefieren aislarse o volverse irritables.
El momento de la jubilación
Como si no bastara con los cambios que se observan en el aspecto físico (el cabello empieza a encanecer, la respiración se acelera rápidamente al subir escaleras), en esta etapa llega también la jubilación. Para muchos el nuevo hecho implica decrepitud e inutilidad.
“Hay que resaltar que la jubilación no significa reposo, simplemente es un cambio en el ritmo de vida”, destaca la especialista. Durante esta nueva etapa las personas pueden empezar a sentirse solos, aislados y a veces alejadas de la familia. ¿Qué hacer? Adaptarse lo mejor posible a su nueva vida. No hay que olvidar que la felicidad también existe para los jubilados.
La etapa del duelo
Durante la vejez las pérdidas de familiares y amigos tienen mayor frecuencia. En estos casos, el anciano puede acudir con un especialista para que lo ayude. También el apoyo familiar es fundamental, los seres queridos se deben comportar como tales, pues el afecto lo cura todo. Hay que infundirles ánimo. Es importante consolarlos, brindarles contacto físico como un abrazo.
En la etapa de duelo es vital estar al pendiente del paciente, ya que uno de los síntomas de este trastorno son las ideas de muerte, lo que puede generar que la persona deje de tomar sus medicamentos, de alimentarse o de cuidarse, y con ello se deteriore su salud o se origine otro tipo de complicaciones.
Casas de asistencia, ¿recomendables?
“Algunos especialistas indican que los ancianos que habitan en clínicas o casas de asistencia son más vulnerables a la depresión, que quienes viven en sus hogares. Esto se debe a que no es lo mismo que estén acompañados y cuidados por su familia que por una enfermera, ya que se sienten dentro de un círculo ajeno y abandonado”, dice la Dra. Georgina Castillejos.
Y agrega: “Sin embargo, hay que mencionar que las reacciones ante la vejez son muy variadas. Algunas personas se abandonan al reposo como si por fin hubieran alcanzado la meta; mientras que otras se dedican a múltiples tareas, por lo que en ocasiones no importa el lugar en el que habiten”, concluye.
¿Se puede prevenir la depresión?
Es importante que los familiares observen la actitud del paciente para determinar la presencia de algún cuadro depresivo y, en caso necesario, acudir con un especialista para que efectúe un diagnóstico profesional, ya que la depresión se puede confundir (por sus síntomas) con otras alteraciones asociadas a la vejez, como la demencia, Alzheimer y Parkinson.
Es muy frecuente que las ideas que tenemos acerca de la vejez sean erróneas, incluyendo la depresión. Una cosa es clara: nadie es realmente viejo si sabe llevar bien sus años y si acepta tranquilamente la vida.