La vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) es más efectiva cuando se aplica antes de que una persona esté expuesta al virus, es decir, previo al inicio de su actividad sexual o antes de la exposición al virus.
La vacuna contra el virus del papiloma humano se recomienda antes de la exposición al virus, generalmente durante la adolescencia o la infancia temprana. Sin embargo, incluso si ya has estado expuesto o has tenido una infección por VPH, la vacuna aún puede brindarte beneficios significativos:
- Protección contra cepas no adquiridas previamente: La vacuna contra el VPH protege contra varias cepas del virus, incluyendo aquellas que no se han adquirido previamente.
- Protección contra cepas de alto riesgo no presentes: Proporciona protección contra cepas de alto riesgo que pueden causar cáncer, aunque una persona ya esté infectada con cepas de bajo riesgo o no oncogénicas. Esto es especialmente relevante para prevenir el desarrollo de lesiones precancerosas y cánceres asociados con cepas de alto riesgo.
- Refuerzo de la respuesta inmunológica: La vacunación puede ayudar al sistema inmunológico a combatir la infección existente y a reducir la carga viral. Esto puede contribuir a una resolución más rápida de la infección y a la prevención de futuras reactivaciones.
- Reducción del riesgo de reinfección o recurrencia: Las personas que han tenido una infección por VPH se puede beneficiar de la vacuna, ya que esta puede reducir el riesgo de reinfección con la misma cepa y ayudar a prevenir recurrencias de verrugas genitales u otras manifestaciones clínicas asociadas.
Es importante tener en cuenta que esta vacuna no trata las infecciones existentes por VPH ni elimina las verrugas presentes. Por lo tanto, si ya estás infectado, es fundamental seguir las recomendaciones médicas y recibir el tratamiento adecuado.
Siempre consulta a tu médico para conocer las opciones de vacunación contra el virus del papiloma humano y el tratamiento en función de tu situación.