¿Qué es la listeriosis y cómo se trata?

La listeriosis es una infección grave causada por la bacteria Listeria monocytogenes, que se encuentra comúnmente en alimentos contaminados.  

Aunque la listeriosis afecta a personas de todas las edades, es especialmente peligrosa para  embarazadas, recién nacidos, ancianos y personas con el sistema inmunológico debilitado. Si no se trata a tiempo, puede provocar enfermedades severas, como meningitis o sepsis.

¿Cómo se contrae la listeriosis?

La listeriosis se contrae principalmente al consumir alimentos contaminados con la bacteria Listeria monocytogenes. Los alimentos más comunes implicados en los brotes de listeriosis son:

  • Productos lácteos no pasteurizados: Como la leche cruda y los quesos elaborados con leche no pasteurizada.
  • Carnes procesadas: Como embutidos y patés.
  • Mariscos y pescados crudos o ahumados.
  • Frutas y verduras crudas: Si no se lavan adecuadamente, en especial aquellas que crecen en el suelo, como los melones y las ensaladas preenvasadas.

La bacteria Listeria puede sobrevivir y multiplicarse a temperaturas de refrigeración, lo que la hace difícil de controlar en algunos productos alimenticios almacenados en frío.

Síntomas de la listeriosis

Los síntomas de la listeriosis varían según el paciente y la gravedad de la infección. En personas sanas, los síntomas pueden ser leves y se pueden confundir con una gripe leve. Sin embargo, en grupos de riesgo, los síntomas pueden ser más graves.

Síntomas comunes son:

  • Fiebre
  • Dolores musculares
  • Náuseas y vómitos
  • Diarrea

En casos graves, cuando la infección se propaga fuera del tracto digestivo, pueden aparecer otros síntomas más serios, como:

  • Dolores de cabeza severos
  • Rigidez en el cuello
  • Confusión o pérdida de equilibrio
  • Convulsiones

Listeriosis en embarazadas

Las embarazadas corren un mayor riesgo de desarrollar listeriosis, y aunque la enfermedad puede ser leve para ellas, puede tener consecuencias graves para el bebé. La infección durante el embarazo puede provocar:

  • Abortos espontáneos
  • Nacimiento prematuro
  • Infección neonatal
  • Muerte fetal

Es fundamental que las embarazadas tomen precauciones adicionales con su dieta para evitar la listeriosis.

Diagnóstico de la listeriosis

El diagnóstico de la listeriosis se realiza mediante análisis de sangre y, en algunos casos, análisis de líquido cefalorraquídeo para confirmar la presencia de Listeria monocytogenes. Dado que los síntomas se pueden parecer a otras infecciones, un diagnóstico preciso es crucial para recibir el tratamiento adecuado.

Tratamiento de la listeriosis

El tratamiento de la listeriosis depende de la gravedad de la infección. En los casos más leves, en personas sanas, la infección se puede resolver por sí sola sin necesidad de tratamiento. Sin embargo, en personas con alto riesgo o en casos graves, se requiere un tratamiento más agresivo.

El tratamiento estándar es:

  1. Antibióticos: El principal tratamiento para la listeriosis es el uso de antibióticos, que son efectivos para combatir la bacteria. El tratamiento generalmente dura entre 2 a 6 semanas, dependiendo de la gravedad de la infección.
  2. Atención hospitalaria: En casos graves puede ser necesaria la hospitalización, especialmente si la infección ha causado meningitis o sepsis. El tratamiento intravenoso con antibióticos es importante en estas situaciones.
  3. Monitoreo durante el embarazo: En embarazadas, se pueden administrar antibióticos tanto para proteger a la madre como para evitar la transmisión de la infección al feto.

Prevención de la listeriosis

La mejor manera de prevenir la listeriosis es seguir medidas estrictas de higiene alimentaria. Algunos consejos para reducir el riesgo de infección, son:

  • Evitar el consumo de alimentos crudos o poco cocidos: Cocinar completamente las carnes y mariscos, y evitar el consumo de productos lácteos no pasteurizados.
  • Lavar frutas y verduras: Lavar cuidadosamente las frutas y verduras antes de consumirlas, especialmente si se comen crudas.
  • Almacenamiento adecuado: Mantener los alimentos refrigerados a la temperatura correcta (4 °C o menos) y evitar el almacenamiento prolongado de alimentos perecederos.
  • Higiene en la cocina: Limpiar regularmente las superficies de la cocina y los utensilios, y asegurarse de lavar las manos antes y después de manipular alimentos.

La listeriosis es una infección grave pero prevenible que se propaga principalmente a través del consumo de alimentos contaminados. Si bien puede ser leve en personas sanas, en los grupos de riesgo puede tener consecuencias graves, incluyendo complicaciones fatales. 

El diagnóstico temprano y el tratamiento con antibióticos son esenciales para evitar complicaciones severas. Al seguir prácticas adecuadas de higiene y seguridad alimentaria, se puede reducir considerablemente el riesgo de contraer esta enfermedad.

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