Un infarto, también conocido como ataque cardiaco, ocurre cuando se bloquea el flujo sanguíneo hacia el corazón, generalmente debido a un coágulo que obstruye las arterias coronarias.
Esta interrupción puede causar daño irreversible al músculo cardiaco si no se actúa rápidamente. Reconocer los síntomas de un infarto y reaccionar de forma adecuada puede salvar vidas.
Síntomas comunes de un infarto
Los síntomas de un infarto pueden variar entre personas, y en algunos casos, especialmente en mujeres, los síntomas pueden ser atípicos. Sin embargo, los signos más comunes son:
- Dolor o presión en el pecho. Sensación de opresión, presión o dolor intenso en el centro o el lado izquierdo del pecho. El dolor puede durar varios minutos o desaparecer y regresar.
- Dolor que se irradia a otras partes del cuerpo. Puede extenderse a los brazos, el cuello, la mandíbula, la espalda o el estómago. A menudo, el dolor afecta el brazo izquierdo, pero puede afectar ambos.
- Dificultad para respirar. Sensación de falta de aire, incluso en reposo, que puede estar acompañada de fatiga repentina.
- Náuseas, vómitos o mareos. Estos síntomas son más comunes en mujeres y pueden confundirse con problemas digestivos.
- Sudoración excesiva. Sudor frío repentino, generalmente acompañado de debilidad o sensación de desmayo.
- Fatiga extrema o inexplicable. Puede ser un síntoma precoz de un infarto, especialmente en mujeres, y a menudo ocurre días o semanas antes del ataque.
¿Qué hacer ante los síntomas de un infarto?
La respuesta inmediata a los síntomas de un infarto es crucial para minimizar el daño al corazón y salvar vidas. Sigue estos pasos si sospechas que tú o alguien más está sufriendo un ataque cardiaco:
1. Llama a emergencias (911 o el número local de emergencia)
- Es vital buscar ayuda médica de inmediato.
- Proporciona información clara sobre los síntomas y la ubicación de la persona afectada.
2. Mantén la calma y descansa
- Si eres tú quien experimenta los síntomas, siéntate o recuéstate para reducir el esfuerzo sobre el corazón.
- Evita moverte o realizar cualquier actividad física que pueda empeorar la situación.
3. Toma una aspirina (si no hay contraindicación)
- Masticar una aspirina puede ayudar a disolver los coágulos y mejorar el flujo sanguíneo.
- Asegúrate de que la persona no sea alérgica a la aspirina antes de administrarla.
4. Administra RCP si es necesario
- Si la persona pierde el conocimiento y no respira, inicia la reanimación cardiopulmonar (RCP) mientras llegan los servicios de emergencia.
- Realiza compresiones torácicas firmes y rápidas en el centro del pecho a un ritmo de 100-120 por minuto.
5. Usa un desfibrilador externo automático (DEA) si está disponible
- Sigue las instrucciones del dispositivo para administrar una descarga si es necesario.
Factores de riesgo del infarto
Es importante conocer los factores que aumentan el riesgo de sufrir un infarto para actuar preventivamente. Entre ellos destacan:
- Presión arterial alta: Un factor clave que daña las arterias.
- Colesterol elevado: Puede acumularse en las paredes de las arterias y formar placas.
- Diabetes: Aumenta el riesgo debido a daños en los vasos sanguíneos.
- Tabaquismo: Fumar daña las arterias y acelera la aterosclerosis.
- Obesidad y sedentarismo: Factores que contribuyen a otras afecciones cardiovasculares.
- Estrés crónico: Puede elevar la presión arterial y aumentar el riesgo de un infarto.
Prevención de un infarto
Prevenir un infarto es posible mediante cambios en el estilo de vida y control médico adecuado. Aquí hay algunas recomendaciones clave:
- Mantén una dieta saludable: Prioriza frutas, verduras, granos integrales y grasas saludables.
- Haz ejercicio regularmente: Al menos 30 minutos al día de actividad física moderada.
- Controla el estrés: Practica técnicas de relajación como yoga o meditación.
- Evita el tabaco: Dejar de fumar reduce significativamente el riesgo.
- Realiza chequeos médicos regulares: Especialmente si tienes antecedentes familiares de enfermedades cardíacas.
Un infarto es una emergencia médica que requiere una respuesta inmediata. Conocer los síntomas y actuar rápidamente puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Además, adoptar hábitos de vida saludables y monitorear los factores de riesgo son esenciales para prevenir esta afección y mantener un corazón sano. Si sospechas de un infarto, no lo ignores y busca ayuda médica de inmediato. Tu vida o la de alguien más podría depender de ello.