El trastorno alimentario selectivo se caracteriza por la evitación o restricción extrema de ciertos alimentos, lo que puede llevar a deficiencias nutricionales, problemas de salud y dificultades sociales.
También conocido como trastorno de la ingesta alimentaria selectiva (ARFID, por sus siglas en inglés: Avoidant/Restrictive Food Intake Disorder), a diferencia de otros trastornos alimentarios, este no se centra en la imagen corporal o el miedo a ganar peso.
Síntomas y características
- Evitación de alimentos: Las personas con ARFID pueden evitar alimentos específicos debido a su textura, color, olor o sabor. Esta evitación puede ser tan extrema que se limitan a consumir solo unos pocos tipos de alimentos.
- Restricción alimentaria: La restricción alimentaria puede llevar a una ingesta insuficiente de calorías y nutrientes esenciales. Esto puede resultar en pérdida de peso significativa, deficiencias nutricionales y falta de crecimiento adecuado en niños y adolescentes.
- Dificultades sociales: Las personas con ARFID a menudo experimentan ansiedad social relacionada con la comida. Pueden evitar eventos sociales donde se sirve comida, como fiestas o cenas familiares, lo que puede llevar a aislamiento social.
- Preocupaciones sensitivas: El ARFID puede estar asociado con hipersensibilidad sensorial, donde las texturas, olores o sabores de ciertos alimentos son percibidos como extremadamente desagradables.
Causas y factores de riesgo
- Genética y biología: Al igual que otros trastornos alimentarios, el ARFID puede tener una base genética y biológica. La predisposición genética puede influir en la sensibilidad sensorial y las preferencias alimentarias.
- Experiencias traumáticas: Situaciones negativas relacionadas con la alimentación, como atragantamiento o vómitos, pueden desencadenar el desarrollo de ARFID. Estas experiencias pueden llevar a un miedo persistente y evitación de ciertos alimentos.
- Trastornos comórbidos: El ARFID a menudo coexiste con otros trastornos como la ansiedad, el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y los trastornos del espectro autista (TEA). La presencia de estos trastornos puede exacerbar los síntomas del ARFID.
Diagnóstico
El diagnóstico de ARFID requiere una evaluación completa por parte de un profesional de la salud mental o un dietista especializado. La evaluación incluye un historial detallado de la alimentación, el peso, la salud física y los síntomas psicológicos.
Para ser diagnosticado con ARFID, una persona debe cumplir con ciertos criterios específicos establecidos por el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5). Estos criterios son:
- Evitación o restricción de la ingesta de alimentos que resulta en pérdida de peso significativa, deficiencias nutricionales, dependencia de suplementos nutricionales o interferencia en el funcionamiento psicosocial.
- La falta de interés en comer o evitar alimentos no se debe a la falta de disponibilidad de alimentos o a una práctica cultural.
- El trastorno no se explica mejor por otro trastorno alimentario, como la anorexia nerviosa o la bulimia nerviosa.
Tratamiento
- Terapia cognitivo-conductual (TCC): Es una de las terapias más efectivas para el ARFID. Ayuda a las personas a identificar y cambiar los patrones de pensamiento y comportamiento negativos relacionados con la alimentación. La terapia puede incluir la exposición gradual a nuevos alimentos y el desarrollo de estrategias para manejar la ansiedad.
- Intervención nutricional: Trabajar con un dietista especializado puede ayudar a garantizar que las personas con ARFID reciban una nutrición adecuada. Los especialistas pueden crear planes de comidas personalizados que aborden las deficiencias nutricionales y promuevan una dieta equilibrada.
- Terapia familiar: Esta puede ser beneficiosa, especialmente para los niños y adolescentes. Involucrar a los miembros de la familia en el tratamiento puede proporcionar apoyo emocional y ayudar a crear un entorno alimentario positivo.
- Tratamiento médico: En casos de deficiencias nutricionales graves o pérdida de peso significativa, puede ser necesario un tratamiento médico adicional. Esto puede incluir suplementos nutricionales o, en casos extremos, hospitalización para la nutrición intravenosa.
El trastorno alimentario selectivo es una condición seria que puede tener un impacto significativo en la salud física y emocional de una persona. Reconocer los síntomas y buscar tratamiento adecuado es crucial para manejar esta condición.
Con la intervención apropiada, las personas con trastorno alimentario selectivo pueden aprender a expandir su dieta, mejorar su nutrición y llevar una vida más saludable y equilibrada.