Más inteligentes que la media, comportamiento inadecuado y problemas para relacionarse con los demás. Estos son algunos síntomas de los afectados por el Síndrome de Asperger (SA), un trastorno del desarrollo que se puede confundir con el autismo, según la gravedad del caso, o pasar desapercibido, lo que sucede por lo general.
El Síndrome de Asperger se puede presentar desde el nacimiento, no obstante, la mayoría de los afectados no recibe un diagnóstico temprano. Por lo general, los padres y profesores son los primeros en darse cuenta, y aunque no tiene cura, un tratamiento apropiado puede contribuir a que las dificultades no provoquen cuadros de ansiedad o depresión.
Trastorno generalizado
Actualmente el Síndrome de Asperger es reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un trastorno generalizado del desarrollo infantil, estrechamente relacionado con la condición del autismo y con consecuencias adversas para el desarrollo social, emocional y conductual del menor.
Cualquier niño afectado por el Síndrome de Asperger suele sufrir problemas de conducta, manías y dificultades para relacionarse con los demás. Pero muchos padres, si no conocen el síndrome, no creen que su hijo pueda tener algún trastorno y pueden asociar este comportamiento a la personalidad del afectado.
El porcentaje de afectados por el SA es mucho mayor de lo que se cree, aunque también hay muchos diagnósticos incorrectos debido a que comparte sus síntomas con otros trastornos.
En esta enfermedad se pueden apreciar grados leves o elevados, pero queda claro que no existe una limitación cognitiva. Así, los afectados suelen obtener excelentes calificaciones escolares y llegar a ser muy buenos en su trabajo.
Características
Las personas que nacen con este síndrome -que parece tener algún componente genético- tienen muchas dificultades para obtener un diagnóstico correcto y un tratamiento psicológico que les ayude a convivir con él. Algunos de los síntomas de este desorden, son:
- Les resulta problemático establecer una relación con otras personas e iniciar o mantener una conversación.
- Tienen dificultades para entender las emociones de los demás (falta de empatía) y expresar las suyas propias.
- Su nivel de comprensión es deficiente e interpretan mal los significados implícitos. No entienden las bromas o las ironías; se ciñen en comprender el lenguaje de manera literal.
- No entienden las normas sociales (saludar cuando se llega a un sitio, esperar un turno, ser amable), por lo que presentan problemas de conducta. Pueden adoptar actitudes de superioridad por el propio desconocimiento de estas normas.
- Son personas muy rígidas de pensamiento que se alteran fácilmente por cambios en las rutinas.
- Utilizan un lenguaje formal, muy correcto, conocen muchas palabras y pueden parecer pedantes.
- Muestran mucha sensibilidad a sonidos fuertes, luces u olores.
- Normalmente puede demostrar torpeza física en deportes debido a una cierta descoordinación motora.
- También presentan problemas de comunicación no verbal: uso limitado de los gestos, expresión facial limitada o inapropiada y dificultad en adaptarse a la proximidad física.
Falso autismo
Todavía se debate el hecho de considerar al SA como el nivel más leve del autismo y su denominación “autismo de alto nivel de funcionamiento” (sin retraso mental). Este trastorno se catalogó como parte de la clasificación de enfermedades mentales de la OMS desde 1994, fuera del autismo, aunque a primera vista los afectados presentan síntomas muy parecidos. Estas son las similitudes y diferencias:
- Los autistas poseen un coeficiente intelectual generalmente por debajo de lo normal; los afectados por el SA generalmente están por encima de la media.
- El diagnóstico de los autistas se hace a una edad media de 5 años; el de los SA con más de 11 años.
- El retraso en la aparición del lenguaje es una característica de los autistas, no se produce en el SA.
- La gramática y el vocabulario son muy limitados en los autistas (aproximadamente la mitad no llega a aprender a hablar); en los individuos con SA el dominio del lenguaje es muy superior.
- Los autistas tienen verdadero desinterés en las relaciones sociales, mientras que los de Asperger están interesados (aunque les cueste trabajo).
- Los autistas alcanzan un desarrollo físico normal; los SA manifiestan cierta torpeza de movimientos.
- Los autistas no tienen ningún tema de interés obsesivo, los SA sí.
El tratamiento del Síndrome Asperger se centra fundamentalmente en la aplicación de distintas técnicas de aprendizaje previamente diseñadas en las que se reflejan distintas situaciones. Además de aprender habilidades sociales, así como normas para conversar con otra persona, controlar y expresar adecuadamente sus emociones.