La mononucleosis infecciosa, conocida popularmente como la “enfermedad del beso”, es una infección viral causada principalmente por el virus de Epstein-Barr (VEB).
Se transmite a través de la saliva y afecta principalmente a adolescentes y adultos jóvenes. Aunque no suele ser grave, puede causar síntomas molestos y prolongados.
¿Qué es la mononucleosis infecciosa?
La mononucleosis es una enfermedad viral que afecta el sistema linfático y puede provocar fiebre, fatiga extrema e inflamación de los ganglios linfáticos. Su transmisión ocurre principalmente mediante el contacto con la saliva infectada, pero también a través de objetos compartidos como vasos y cubiertos.
Síntomas de la mononucleosis
Los síntomas pueden tardar entre 4 y 6 semanas en aparecer después del contagio e incluyen:
- Fatiga intensa y prolongada.
- Fiebre alta.
- Dolor de garganta severo.
- Inflamación de los ganglios linfáticos (especialmente en el cuello y las axilas).
- Inflamación del bazo e hígado en algunos casos.
- Erupciones cutáneas en ciertos pacientes.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico de la mononucleosis se basa en la evaluación clínica y pruebas de laboratorio, como análisis de sangre y pruebas específicas para detectar anticuerpos contra el virus de Epstein-Barr.
No existe un tratamiento específico para la mononucleosis, pero las siguientes medidas pueden ayudar a aliviar los síntomas:
- Reposo adecuado: La fatiga puede durar varias semanas, por lo que es importante permitir la recuperación del cuerpo.
- Hidratación y alimentación saludable: Beber suficiente agua y consumir alimentos nutritivos favorece la recuperación.
- Analgésicos y antipiréticos: Medicamentos como el paracetamol o el ibuprofeno ayudan a reducir la fiebre y el dolor de garganta.
- Evitar actividades físicas intensas: En casos donde el bazo esté inflamado, es crucial evitar golpes o esfuerzos físicos excesivos para prevenir complicaciones.
Prevención de la mononucleosis
Dado que la mononucleosis se transmite a través de la saliva, algunas medidas preventivas incluyen:
- Evitar compartir utensilios, vasos o botellas con personas infectadas.
- Mantener una higiene adecuada, como el lavado frecuente de manos.
- Reducir el contacto cercano con personas que presenten síntomas de la enfermedad.
Aunque la mononucleosis infecciosa no suele ser peligrosa, puede causar una fatiga prolongada y afectar la calidad de vida de quienes la padecen. La prevención mediante buenas prácticas de higiene y el cuidado adecuado durante la recuperación son clave para evitar complicaciones y garantizar una pronta mejoría.